El presidente Donald Trump parece estar tomando el camino equivocado con China y Rusia, para aislarse en el planeta. Después del encuentro de abril entre Trump y el presidente chino, Xi Jinping, en Miami, todos esperábamos un entendimiento para trabajar juntos sobre los grandes temas internacionales; sin embargo, las sanciones aprobadas por el Congreso contra China y Rusia muestran que Estados Unidos está condenado al aislamiento.
Al presidente de Rusia, Vladimir Putin, le bastó enterarse de las nuevas sanciones de Washington para de inmediato responder a ellas y ordenó la salida inmediata de 755 diplomáticos -de los mil 279 que trabajan en la embajada y consulados estadounidenses en Rusia-.
A los rusos no les importa mucho el comercio con Estados Unidos, pues es mínimo comparado con sus transacciones con China y los países de la Unión Europea, los cuales no ven con buenos ojos las nuevas sanciones, pues afectan a muchas de sus empresas en un momento clave para salir de la recesión en que los ha hundido la crisis económica actual.
No es el mismo caso de China, cuyo gobierno prefiere dejar las relaciones comerciales al margen de las discrepancias surgidas por los ensayos balísticos de Corea del Norte. Pyongyang ha colocado en una mala situación a China (es su principal socio envía a su mercado el 90% de sus exportaciones) con sus programa nuclear, pues su aparente pasividad ha llevado a los asesores de Trump a preparar una serie de sanciones, incluidas comerciales y económicas, contra China, a fin de presionar a su gobierno para que Corea del Norte ponga fin a su programa nuclear.
El enojo de Washington contra China se produce después que Corea del Norte lanzara exitosamente el viernes pasado un segundo misil balístico intercontinental, el cual bien podría alcanzar la costa oeste de Estados Unidos, según los expertos. Trump supone que China no está haciendo lo necesario para detener el programa de armas nucleares de Pyongyang, de acuerdo a los mensajes enviados desde su cuenta de Twitter, donde ha expresado su frustración.
Trump supone que la posición de China respecto a Corea del Norte se debe al fracaso de las negociaciones comerciales recientes; no obstante, este lunes en Beijing, el viceministro de Comercio, Qian Keming, refutó la idea de que existe algún vínculo entre la crisis desatada por Pyongyang y el tema comercial entre las dos potencias, dejando claro que “la cuestión nuclear de Corea del Norte y el comercio entre China y Estados Unidos son cuestiones que están en dos campos completamente diferentes”; y afirmó que su país continuará trabajando con la comunidad internacional para promover la desnuclearización de la península coreana y con Estados Unidos en el desarrollo de las relaciones comerciales.
Por ahora China hace frente a las sanciones impuestas en junio pasado por el Departamento del Tesoro a uno de sus bancos, dos empresarios de nacionalidad china y una compañía naviera, por presunto financiamiento ilícito y apoyo continuo a los programas nucleares y balísticos de Corea del Norte. Sin embargo, nuevas sanciones podrían hacer que China recurra al poder económico que tiene sobre la economía de Estados Unidos, al ser el tenedor más grande de bonos del tesoro, el principal acreedor de la gigantesca deuda estadounidense y su segundo socio comercial.
A las sanciones contra China y Rusia se suman las dictadas contra Venezuela, por haber realizado unas elecciones para instaurar una Asamblea Nacional Constituyente, tema sobre el cual Rusia ya expresó su posición, situándose detrás del país suramericano. Si Estados Unidos impone más sanciones a Venezuela, estaría entregando a ese país a los brazos de China y Rusia, dando un golpe mortal a las refinerías estadounidenses construidas expresamente para procesar petróleo venezolano, empujando a una nueva guerra fría y enviando todo el petróleo de Venezuela al mercado chino.
Por: José Luis Ortiz Santillán
Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
