Morena Hidalgo atraviesa por un momento de depuración estructural en el que las alianzas políticas se encuentran en una profunda revisión; al grado que, en Tula, el espectro partidista juega de manera atomizada en la disputa por el ayuntamiento, acorde a la fragmentación de la alianza morenista hidalguense y con las implicaciones que tiene conseguir el carro completo para el mapa geopolítico guinda.
Es evidente que la fuerza política de Morena Hidalgo ha generado una disparidad en la correlación de fuerzas políticas con las cuales coexiste y, de las cuales, realiza alianza; en un trazo de empoderamiento que ha replanteado las reglas del juego en la depuración de sus estructuras políticas y, desde luego, en su papel de partido hegemónico en la nación.
El análisis crítico en Tula estriba en el peso específico que tiene este municipio dentro las condiciones geoeconómicas de Hidalgo. La realidad de Tula presentó un llamado de atención tangencial en el segundo debate presidencial que se presentó dentro del dinamismo del uso de energías limpias, pero también, en el peso económico que tiene tanto la industria de transformación como el valor estratégico de las refinerías para el proyecto de la 4T.
En este complejo escenario, la fragmentación de la alianza morenista en Tula dejó fuera a Octavio Magaña Soto, que contendrá por la alcaldía como abanderado del Partido Verde Ecologista de México, quien presenta una proyección política hacia la transformación sin pantomimas ni simulaciones. Magaña Soto es diputado con licencia de la LXV Legislatura y su trayectoria pública lo perfilaba como un candidato idóneo para contender por Morena Hidalgo.
Magaña Soto advierte una condición fundamental desde sus pronunciamientos a la alcaldía de Tula: el epicentro transversal de la seguridad pública garantiza el equilibrio y la prospectiva de estabilidad social y del dinamismo del mercado; sí a una transformación sin disfraces en Tula.
En este trazo, la deuda histórica de seguridad y de la generación del dinamismo económico en Tula son los vectores que pueden incidir en la línea de ascenso político de Octavio Magaña a la presidencia municipal en Tula. Empero, tiene un reto mayúsculo frente al piso firme que presenta en esta contienda electoral Morena Hidalgo, que se encuentra bajo las inercias del capital político de Claudia Sheinbaum, que ha cerrado filas en torno al Plan C de su campaña; por lo que pese a que Magaña Soto es un candidato con capital político propio y carisma social, se encuentra en el prolegómeno de una batalla electoral sin precedentes.
Al igual que la ruptura sufrida por Octavio Magaña en Tula, la fractura de la alianza morenista en diferentes latitudes de Hidalgo pone un cuestionamiento de fondo, ¿los perfiles políticos que se dejaron ir, eran prescindibles en la consolidación del proyecto morenista?
Tula es un municipio donde la credibilidad y legitimidad está orientada por las condiciones de identidad social de las y los candidatos que hoy disputan su alcaldía. Esta condición puede ir a contracorriente de Morena, pese a que la correlación de fuerzas le favorece en esta elección.
Morena Hidalgo no puede caer bajo el principio de que la inercia política que ha generado Claudia Sheinbaum es un vector inamovible para conseguir el carro completo. Esto implicaría una miopía política y un despropósito estratégico; por lo que el camino que ha trazado en la fragmentación de sus alianzas políticas, debió haber sido un paso en firme, con peso de contexto social e identitario en la selección de las y los candidatos que se disputan los 84 ayuntamientos en Hidalgo.
El 2 de junio, para Morena no es sólo la elección concurrente más grande de la historia nacional. Es, invariablemente, un proceso de afianzamiento político que inició en la transformación del antiguo régimen para consolidar su alternancia en el poder.
