CONACyT, a la deriva

Por primera vez en mucho tiempo, las miradas se han posado sobre el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) y en las convulsionadas aguas en las que navega. En los últimos días, la recién nombrada titular de la dependencia, María Elena Álvarez-Buylla Roces, ha presentado y defendido la nueva política de desarrollo científico yadministrativo de este organismo basada en la “soberanía científica”, situación que ha provocado todo tipo de críticas y observaciones.

La concepción de una soberanía científica es entendida como la capacidad para decidir los tipos de investigación, tecnologías, conocimientos e innovacionesmás pertinentes para generar bienestar en la población, lo cual hace sentido si valoramos el papel que tienen la ciencia y tecnología en el desarrollo del país, pero, ¿lo hacemos? No. Y al parecer, la nueva titular tampoco lo hace, pues en diversas declaraciones se han planteado recortes y suspensión a programas fundamentales para la vinculación de los investigadores mexicanos.

Primero se dice que en nombre de la soberanía no se replicarán modelos extranjeros al respecto de la ciencia y tecnología y que se dejará de enviar estudiantes a formarse en el extranjero; luego, se dice que siempre sí, pero que debemos mirar a países como Cuba y Brasil por ser considerados casos de éxito en la promoción del desarrollo de capital intelectual en un país.

Es importante detenernos a pensar en las consecuencias de estas decisiones que parecen haber sido sacadas de un viaje remoto en el tiempo. México necesita tener una visión global(y actual) que permita vincular a las mentes que forma y no sólo quejarse de la fuga de cerebros que, además, es provocada por la falta de oportunidades y la terrible desvalorización de recursos humanos formados con perfil científico; mentes que el país no puede emplear porque no ha creado las condiciones para ello. 

Este gobierno siente que hay algo que se le roba de forma permanente, y tal vez la paranoia estájustificada por décadas de saqueo, pero esperemos que en esta política de austeridad y supuesta soberanía, no se tomen decisiones arbitrarias que terminen por frenar el camino, de por sí marginado y criticado, del desarrollo científico y tecnológico de México.


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