Finalmente, la tercera fue la vencida y los Dodgers, del terco Dave Roberts, consiguieron la Serie Mundial, luego de una sequía de 32 años, gracias a la conexión mexicana que conformaron los zurdos Víctor González y Julio César Urías: el primero obtuvo la victoria en el sexto juego y el segundo con un rescate de siete outs.
El nacido en Japón, el 31 de mayo de 1972, tuvo una discreta carrera como pelotero en seis equipos de las Ligas Mayores; sin embargo, ha sido exitoso como mánager de los angelinos desde hace cinco años, pues los ha llevado a cinco títulos y tres series mundiales, basado en la sabermetría, que maneja los números y las posibilidades por computadora, pero su terquedad lo ha hecho cometer injusticias que no son bien vistas por sus peloteros, la mayoría estrellas.
Todos los mexicanos lo nombraron el enemigo público número uno, cuando en el cuarto juego sacó a Urías, a quien le faltaba un out para aspirar a la victoria, sin nadie en base y cuando iba a batear un hombre al que había ponchado en dos ocasiones. Los dioses del diamante lo castigaron y acabó perdiendo ese juego en forma dramática.
Dos días después repetiría los abucheos, cuando sacó a Clayton Kershaw. En cambio, sorprendió la confianza que le depositó al novato nayarita, al que utilizó en cuatro ocasiones, recibiendo solamente una carrera limpia: él acababa de ponchar a tres cuando los Dodgers le dieron la vuelta y acabó llevándose el triunfo. Así, pues, pese a Roberts, el trabuco dodger, la segunda nómina más cara de las Mayores, se llevó la Serie Mundial, recordando la de 1981, cuando ganó con Valenzuela.
Conviene concluir que, en 1988, el zurdo de Etchohuaquila se lesionó y tuvo que ver los toros desde la barrera.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
