Crisis humanitaria

El peregrinar de los migrantes parte el corazón y derrota toda explicación sobre la desigualdad social; es, sin duda, una de tantas lecciones históricas de las que tendríamos que aprender para abrir a los gobiernos que hoy se mantienen indolentes ante esta diáspora que se ha convertido en una crisis humanitaria.

Cansados, con un sol calcinante, los centroamericanos y mexicanos que engrosan la caravana migrante intentan cruzar México para llegar a su destino final en Estados Unidos, pero se topan con la violencia de los grupos delictivos que ya los atacaron desde Centroamérica y que en nuestro país los aguardan; de igual manera, enfrentan a la policía de migración mexicana que se ha comportado hostil ante el paso de la caravana.

Las imágenes de la televisión internacional no dejan dudas sobre este tortuoso peregrinar, sin que ello haya servido para que el gobierno de Enrique Peña Nieto mantenga una postura clara que brinde solidaridad a estas personas que sólo buscan un futuro mejor, condición que no ha estado exenta de críticas ciegas, las cuales señalan que “deben arreglárselas porque ellos decidieron migrar”, “qué va a hacer México si se quedan en su territorio”, “se debe aplicar mano dura y no permitirles entrar a territorio nacional”, en fin, una serie de patrañas nacionalistas que no tienen cabida, porque lo mismo señalan los norteamericanos con respecto a la migración mexicana.

Esta crisis humanitaria no ha servido para que Naciones Unidas busque los mecanismos que permitan plantear el problema como una responsabilidad mundial, para que las migraciones sean entendidas y asistidas, y abrir de una vez por todas a un mundo que no puede poner barreras al hombre, porque la tierra no es del hombre, el hombre es de la tierra.

Escasa es la solidaridad del gobierno mexicano, por no decir nula, a los migrantes centroamericanos; los gestos solidarios provienen de la sociedad civil, organizada o no, que con bondad obsequia desde botellas de agua hasta alimentos, porque en la caravana no van hombres adultos solamente, también se ven niños, mujeres y hombres mayores, lo cual exige abrir la conciencia, unirnos para levantar la voz y encontrar una solución.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.






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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.