El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha puesto fin a sus compromisos para con el cambio climático que indican los Acuerdos de París, y ahora se concentrará en los otros temas que fueron objeto de la campaña que lo llevó a la Casa Blanca.
Como lo habíamos planteado en un artículo anterior, la retirada estadounidense sobre los compromisos para detener el calentamiento global ha provocado la frustración y la indignación en el mundo entero, y de esta manera se une a Siria y Nicaragua en su rechazo a trabajar por la vida en el planeta.
Trump ha demostrado que va a seguir trabajando por materializar sus promesas de campaña. Cuando el presidente señala que fue elegido por el pueblo de Pittsburgh y no por el de París, deja claro que está decidido a llevar hasta las últimas consecuencias sus promesas de campaña, como prohibir la entrada de musulmanes, echar abajo los acuerdo nucleares con Irán, construir el muro fronterizo con México y poner fin al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Podríamos decir que ahora Irán, Cuba, México y China estarían estar en la mira del presidente estadounidense, el cual en su visita a Arabia Saudita mostró sus preferencias por hacer de este país su interlocutor nato en Oriente Medio, enemigo acérrimo de Irán, lo cual lo podría llevar a abrir las negociaciones multilaterales, a lo que seguramente se opondrían los países europeos, tal como lo han hecho ahora con los Acuerdos de París, marcando sus distancia con Estados Unidos en los temas candentes del planeta.
México no puede confiarse ahora en el éxito de las negociaciones del TLCAN y su modernización, debe prepararse para lo peor. El TLCAN entró en vigor en 1994 y permitió multiplicar sus negocios con México a Estados Unidos y Canadá desde entonces, al eliminar las barreras arancelarias y facilitar la movilidad de mercancías y capitales. Sin embargo, Trump quiere renegociar el TLCAN y, como lo ha dicho, si los resultados no le convienen, sacará a su país del mismo, pues considera que es el peor de todos los acuerdos comerciales firmados en la historia de su país, que ha dañado los intereses de los trabajadores estadounidenses, al beneficiar sólo a México.
Pero además, Trump mantiene la promesa de construcción del muro fronterizo con México, tema que le dio muchos votos para llevarlo a la presidencia. Pensar que dejará de hacerlo es iluso, pues hasta ahora ninguna de las promesas hechas ha sido tirada al basurero de la historia; por una sola razón: el materializarlas le garantizaría la reelección dentro de cuatro años, para la cual está trabajando desde ahora, sin importarle lo que piensen de él en el planeta.
Por: José Luis Ortiz Santillán
Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
