¡Cuidado!, violentos al acecho

Para la elección del 7 de junio, “7J” de aquí en adelante, se pueden presentar varios escenarios que deben ser considerados, sobre todo, por el gobierno estatal. Para empezar, se debe aceptar que no hay mejor esquema para garantizar unos comicios pacíficos que la prevención de posibles conflictos generados por personajes y grupos políticos que, ante la pérdida de poder, recurran a la provocación y violencia para afectar, principalmente, al gobernador, con el que de todas las maneras posibles han mantenido la confrontación.

Es posible que no pase nada, que todo transcurra pacíficamente y que la batalla electoral se dé en los términos de civilidad deseables y que quien gane sea la ciudadanía; puede que sea una votación ejemplar, en la que todos los participantes observen una conducta modelo.

 

SERÍA LO IDEAL…

Aunque esto sería lo ideal, la memoria dice que en las elecciones, sobre todo en las municipales, surge el espíritu belicoso de algunos aspirantes y de otros personajes que, generalmente en las sombras, le apuestan a descomponer todo. Es aquí donde el gobierno del estado debe actuar con sabiduría, particularmente Simón Vargas, a quien ya intentaron descalificar con una supuesta conversación telefónica que sostuvo con un dirigente campesino, que les dio tema para exigir, con la pureza democrática con la que actúan, que renuncie.

Desde luego, nadie peló sus intenciones de meterle ruido al proceso, porque Simón está para dialogar con todos y de todo en el tono que más encaje, porque de otro modo se aísla y pierde sentido su trabajo. Mudo no le sirve a Hidalgo, callado ganan los grillos. Pero se notó ya la intención de este grupo de violentar el proceso en lo que se pueda.

SUBTITULO H3

PELIGROSO

Lo que es realmente peligroso es la posibilidad de hacer del tema de la violencia un arma política para descarrilar la elección. Y es que grupos perversos han hecho de la agresividad un camino para sus reproches y señalamientos, y en palabras del gobernador, encabezan un intento de sembrar miedo en la población.

El panorama no le pinta bien a cierto grupo que debe sentir cómo pierde presencia y poder, y por lo mismo, ases en la mano para triunfar en los municipios. Lo que parece venir es, primero, crecimiento de la violencia verbal, sobre todo por parte de algunos diputados, y si son candidatos, violencia en sus discursos de campaña, paso previo a la confrontación violencia física.

Escucharemos acusaciones de una supuesta intromisión gubernamental en las elecciones, con interpretaciones a su estilo, con las que buscarán culpar al de enfrente de sus descalabros. En esto no habría nada nuevo, pero lo que debe ocupar y preocupar es la posibilidad de que se provoque violencia ante la falta de argumentos, en escenarios que pueden ir desde los protagonistas del “7J” y se afecte la seguridad de los candidatos, hasta provocar hechos lamentables en cualquiera de las realidades en el estado, llámense lugares públicos, mítines, transporte público, personajes públicos, etcétera.

Por eso, más vale “un ojo al gato y otro al garabato“, para no dejar el campo libre a quienes, en su desesperación, no miden las consecuencias de sus locuras. Más vale prevenir, que lamentar.

Sólo se gana si para los que madrugan… hay otros que no duermen.


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