La reforma a los fundamentos básicos de Morena Hidalgo, desde el Congreso Nacional de Morena, ha dejado una lección política transexenal que mantiene la agudeza de Andrés Manuel López Obrador antes de dejar la presidencia de la República y perfila en el nuevo modelo de partido el trazo de control político en el gobierno de Julio Menchaca.
Todo indica que la visión política de López Obrador intenta sobreponerse a los quebrantos políticos que podría experimentar el partido guinda en el sexenio de Claudia Sheinbaum, el cual tiene como causa ulterior consolidar el bastión hegemónico morenista para trazar la prolongación en la sucesión presidencial de 2030.
En la literatura política, leer a Antonio Gramsci es imprescindible en estos días para comprender el ADN de Morena en el juego de suma cero del poder político (a diferencia de las declaraciones que realizara Claudia Luna en entrevista Cara a Cara Effetá, en una profunda confusión de la conducción del PAN Hidalgo). Todo partido político busca el poder y control del Estado. Por ende, la evolución política de Morena, en sus fundamentos básicos, advierte que se está preparando para monopolizar el poder político y que está trazando con años de anticipación la sucesión presidencial de 2030.
¿La aprobación de la Reforma al Poder Judicial, advierte evolución política en Morena o fue sólo una disputa más en la escena política?
A contracorriente del fiasco que protagonizaron Alejandro Moreno y Carolina Viggiano en la reforma estatutaria del PRI Nacional, que les permitía la reelección y que fue echada por tierra por el INE, resalta, en los hechos, que Morena anticipara la jugada en el modelo político de partido y evitara los zafarranchos intestinos. A esta jugada de ajedrez político de empoderamiento maestro se le denomina prospección política de futuro.
La oposición política partidista del antiguo régimen e, inclusive, su élite oligarca, no se cansan de repetir errores, dar palos de ciego y quedar en el limbo en las estrategias políticas que constituyen en una impericia tal que pasma a cualquiera y parecen no aprender de las lecciones de la derrota política del 2 de junio y la crisis en la que se encuentran.
En el trazo de visión y agudeza política, Marco Rico, líder de Morena Hidalgo, ha sido prohijado por el capital político de López Obrador que, astutamente, ha pavimentado el camino no sólo para que Claudia Sheinbaum experimente los menores tropiezos políticos en su administración, sino para que la sucesión presidencial de 2024 cuente con el soporte creciente de las gubernaturas de Morena en el país (recordemos que Hidalgo aportó un millón de votos a la candidatura de Claudia Sheinbaum).
La evolución política de Morena debería ser ponderada y analizada por la oposición a la luz de sus rendimientos políticos decrecientes.
Morena evoluciona como bloque político y sus partidos adherentes. En su alianza han entendido que se juega en el poder y con el poder. Por ende, si Morena evoluciona también lo harán los partidos en alianza al contar con el ensamble de una ingeniería política proclive al aprendizaje, la concertación y la alianza política como instrumentos de éxito social en la conducción partidista de sus militancias y de la ciudadanía.
La oposición en este escenario asemeja a párvulos que en el parque extravían sus globos por no realizar los nudos de fondo que les permitan virar de estrategia si el viento no les favorece.
Es precisamente el ensamble de evolución política partidista en Morena del cual se encuentra inmersa la estructura que lidera Marco Rico en Hidalgo, que debe asumir el aprendizaje de los zafarranchos que experimentó el partido guinda de cara a la elección municipal en Mineral de la Reforma hacia el 2 de junio y que causó, a título de acicate político, una advertencia a las arenas guindas por parte de Claudia Sheinbaum de visita proselitista a Hidalgo, por lo que la reestructuración de fundamentos básicos se erige como un esquema de ADN de contención y aprendizaje político para las fuerzas guindas, tratando de blindarse antes de tener la herida (genética política preventiva).
En definitiva, el Movimiento de Regeneración Nacional que creó AMLO regenera su ADN. Ha dejado la génesis de un movimiento para erigir en su genética, un bastión partidista hegemónico de trascendencia en la historia política de la nación.