El cuarto poder y la posverdad

La posverdad se inserta en una crítica mordaz que no intenta que el gobierno mejore, sino en tratar de demeritar cada zona de vacío o inconcreción de la tarea pública bajo una postura destructiva que asegure dividendos políticos para la oposición y a élites tras bambalinas.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.

La prensa ocupa un papel protagónico en la realidad y, específicamente, en torno a la crítica de la esfera pública. El concepto de cuarto poder surgió en Inglaterra en el siglo XVIII, en una tesitura de que la prensa era un poder que influía en el control de los poderes públicos. En este escenario, la prensa crítica allana el camino a los criterios de la sociedad y puede ser un contrapeso al aparato público, como lo que ocurrió en Estados Unidos cuando se destapó el espionaje que realizaba contra los demócratas el entonces presidente Richard Nixon, el escándalo Watergate.

 

Empero, en la atmósfera política que vive el país, la maquinaria mediática proclive a la oposición al gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, que en los hechos ocupa más del 80% del sistema de información, suele crear un escenario donde se desvirtúa la verdad, conocido como posverdad, que pretende dar cauce a manipulaciones que permitan incidir en la opinión pública bajo un juego de intereses, pero jamás en busca de la crítica veraz de la realidad.

 

En este trazo, en Hidalgo, el gobierno de Julio Menchaca ha sido objeto de múltiples juegos de la posverdad. En todos los casos, minimizando el trabajo de las Rutas de la Transformación y del ascenso de la izquierda, lo cual contrasta con el esfuerzo público desplegado y que ha ido consolidando un capital político sin precedentes. A contracorriente, en incontables ocasiones, el gobernador Menchaca Salazar ha sido autocrítico de las zonas de oportunidad de su gestión o de la gestión de izquierda, como lo implica su pronunciamiento para afinar la elección en el Poder Judicial sobre las condiciones de difusión y equidad electoral.

 

De igual manera, la presidenta Sheinbaum Pardo ha salido a los medios desde La mañanera para equilibrar la lucha desigual del cuarto poder en la posverdad. En este trazo, ha abierto desde la autocrítica y la crítica de la realidad, la oportunidad de construir un entramado mediático que no se erija de manera mordaz, sino que busque que el ejercicio de gobierno responda a los intereses de la nación.

 

La posverdad se inserta en una crítica mordaz que no intenta que el gobierno mejore, sino en tratar de demeritar cada zona de vacío o inconcreción de la tarea pública bajo una postura destructiva que asegure dividendos políticos para la oposición y a élites tras bambalinas.

 

Mis únicos y queridos lectores, si tienen oportunidad de escuchar en Radio Fórmula al periodista Joaquín López-Doriga encontrarán que no existe espacio de noticias controlado por él, en el que no sitúe la realidad actual bajo un estresor en contra de lo que fue el gobierno de AMLO. El escenario que monta acusa constantemente a López Obrador como el artífice de anomias o males sociales y públicos, sin tomar en cuenta, que un país se articula por procesos internos y externos en variables que pueden ser independientes a la realidad nacional. La pandemia Covid así lo enunció.

 

En días pasados, cuando se destapó el dantesco hallazgo del Rancho Izaguirre en Jalisco, López-Doriga enunció, como tantos otros medios del cuarto poder, que se trataba de un centro de exterminio y siguió utilizando el término culpando al gobierno de López Obrador, pese a que ya no se encontraba en funciones. Aquí la posverdad y, desde la posverdad, López-Doriga construía un escenario no comprobado y, una vez que las autoridades como el fiscal general Gertz Manero enunciaran que se trataba de un centro de adiestramiento de la delincuencia organizada, López-Doriga cambió el término, pero con la suspicacia de seguir responsabilizando al gobierno de López Obrador.

 

Realizar un trabajo crítico desde la prensa es una responsabilidad que merece crear elementos para atender con veracidad lo que se toma del pasado y se expone en el presente. Empero, criticar la realidad es un imperativo en una sociedad democrática, pero no lo es la posverdad.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.






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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.