No había otro escenario posible, la noche era espléndida pero México tenía un grito distinto que dar al presidente Peña Nieto, que con sus mejores galas y acompañado por su familia trataba de cerrar su gobierno ante el pueblo que lo eligió hace seis años.
Desde horas antes la ciudadanía se trasladó al Zócalo capitalino, las principales arterias se cerraron y el ambiente era inigualable; lo mismo se degustaban antojitos que se cantaba al compás de música tradicional, sólo a la espera del grito de Independencia que habría de dar Peña Nieto.
Instalado en el balcón central de Palacio Nacional llegó el momento y el presidente recibió la bandera de los cadetes del Colegio Militar, se asomó y profirió el grito; pese a los vítores se dejó escuchar el abucheo y el repudio de diferentes sectores que se habían reunido para el festejo. El ambiente tenía un matiz especial en este último homenaje del mexiquense a la Independencia, pero nada contuvo el desaire ciudadano que horas después se convirtió en memes en contra del primer mandatario.
Es evidente que ante la impopularidad de la actual gestión pública de Peña Nieto, las cosas no podían ser de otra forma, nada podía cambiar en una noche de festejo, la airada reacción ciudadana que no era para menos, pero nuevamente las cosas se ocultaron.
Las televisoras no pasaron los abucheos y el descontento que manifestaron los ciudadanos, como tampoco los gritos que arengaban sobre Manuelovich y la esperanza política de México, pero esto no impidió que se conocieran los pormenores a través de los medios paralelos como las redes sociales, que activamente marcaran el rumbo de las alegorías y discusiones del día.
Es difícil sustraerse de las dos versiones sobre este festejo de la Independencia sin advertir que la realidad oficial no empata con la social, cosa nada extraña desde hace décadas en el país.
Mientras la versión oficial hizo énfasis en un festejo lleno de armonía y paz, la versión social subrayó el papel de las redes y los contenidos de impugnación hacia Peña Nieto que no habían aparecido en los noticieros oficiales y de la televisión abierta, lo cual no impidió la crítica social del evento, que fue desangelado y no permitió que lo bueno contara.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
