El mesías del diezmo

La política en el orbe es actualmente un gran mercado donde se enajena el ejercicio de gobierno a cambio de promesas a la base de sustentación social y dividendos a la élite que ejerce el poder, directa o indirectamente.

No ha habido centro político que no haya basado su poder en el predominio de la oferta de la esperanza social, la cual se construye en dos niveles: en la condición cósmica de la trascendencia y logro humano hacia el inframundo, en esa cadena infinita de la metáfora de la preservación de la especie, de su consolidación y de su prospectiva que hoy llamamos progreso, y en una cadena de producción y riqueza que, como toda cadena, se tensa por la fuerza y el control de los dueños del mercado y se recrea en el trabajo de los que proveen al mercado y son dominados.

En esa estela de los niveles del inframundo y el mundo material se yerguen las condiciones abiertas y veladas de la opresión lícita e ilícita, lo mismo desde un acuerdo de “voluntades”, como lo implica el “contrato social”, que de manera ilícita como lo implican las formas de represión física y psíquica que se multiplican en los halos de la reproducción sistémica que reviste sus formas hegemónicas, es decir, de los brazos ocultos que crean imaginarios colectivos proclives a la dominación y expresión de los mesías del diezmo.

En este escenario de inequidad social y predominio de la esperanza mítica y estereotipada del poder, los ciudadanos, seres cósmicos que como gotas atomizadas nutren el caudal lacustre de la riqueza, se diluyen, no sin antes crear la riqueza que les será arrebatada por la apropiación de los mesías de la esperanza y el control del inframundo que “aseguran el progreso social”.

Es verdad que los pueblos se rebelan ante la opresión bajo dos factores: el hambre y la explotación sanguinaria, y la conciencia y la organización.

Corre en esta estela de maldad de los mesías del diezmo una nueva era, aquella donde el panóptico que oscila a nivel social suele crearse y recrearse desde el Estado-gobierno y el Estado-mercado; allí, los mesías crean ese panóptico que muchos creen que utilizan como ventana para vigilar al poder, pero que en realidad es solo la cadena oculta de los que cobran el diezmo.

En este acto de dominio la frustración se llama pobreza, opresión, explotación.

Los mesías no se ocultan, tienen nombre y figura, solo así se les puede relacionar con la esperanza y el paso al inframundo: Lupita Jones, Rommel Pacheco, Tinieblas, Malillany Marín, Blue Demon Jr., Carismático, Alfredo Adame, Mariana Juárez, Paul Velázquez, Gabriela Goldsmith, Marcos Flores, Paquita la del Barrio, Sugey Ábrego, Vicente Fernández Jr., Ernesto D’Alessio, Adolfo Bautista, Carlos Villagrán, Jorge “El Travieso” Arce, Raúl Alcalá, Patricio Zambrano.

En este carrusel también están los que se consideran verdaderos mesías, pero que son lo mismo que los actuales mesías del diezmo, como Ricardo Anaya y Vicente Fox.

 

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.