En favor de la trinchera

Es verdad que ninguna economía sobrevive aislada; no es menos cierto que el intercambio económico entre países fortalece y dinamiza sus estructuras productivas y, si se quiere, abre horizontes a nuevas culturas y reciprocidades entre Estados.

Sin embargo, el fantasma de la depredación capitalista, de ganar mientras otros pierden o se encuentran en desventaja, es una idea cuyo criterio de egoísmo permea en los intereses de los Estados, así como de los grandes corporativos a nivel internacional, sin importar si es en la agricultura, en la industria o en los servicios.

¿No se han preguntado cómo putas es posible que nos vendan agua potable en botellas cuando es un derecho humano gratuito que debería proveer el Estado?

Nada tan desgarrador como ver la postura de diversos personeros de Estado ante las medidas económicas de Trump, donde por poco se bajan los pantalones y se ponen de rodillas para enunciar frases sórdidas como: “México y Estados Unidos son economías complementarias”, “México es importante para Estados Unidos”, “los migrantes son una fuerza de trabajo indispensable para la economía norteamericana”, “le haremos entender a Trump la importancia de nuestra relación”… en fin, monserga tras monserga.

Hasta ahora no hemos escuchado desde la trinchera que México no claudica como país, que su espíritu de trabajo y su capital humano enfrentarán este desencuentro con la cara en alto; que no se le piden dádivas a nadie y que el puto mundo es lo suficientemente grande para encontrar otros horizontes.

No es posible vivir de rodillas, no se puede aceptar la bondad del carnicero; es tiempo de fincar otro tipo de diálogo, es tiempo de agarrar por los huevos al gigante, porque sus huevos están más cercanos a la tierra.

Los embajadores de México no pueden estar sentados en sus aposentos, debe ser gestores diplomáticos que amplíen los horizontes del país en materia cultural, económica, política, educativa, en fin, debe reestructurarse el actuar del integracionismo internacional, de lo contrario, seguiremos pidiéndole dádivas a Trump.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.






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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.