Tras haber conseguido que los Pericos de Puebla ganaran la temporada pasada, el empresario Genaro Benavides quiso que el equipo de su tierra natal, Monclova, consiguiera ahora su primer campeonato. Erróneamente pensó que la mejor manera de hacerlo era trasplantando a la mayor parte de los jugadores campeones al norte, y contrató además al ex big leaguer Wally Backman como manejador.
Pero esas medidas no resultaron como pensaba, pues algunos bateadores no funcionaron en el norte y fueron dados de baja. Mientras que lanzadores como Orlando y Mauricio Lara no pudieron repetir su buena campaña.
Fue entonces que Benavides dio un golpe de timón y dejó como manager a Jorge Luis Loredo, que ganó ocho series consecutivas, pero sólo le alcanzó para terminar en tercer lugar con 67 victorias por 41 derrotas, pese a que volvió a saquear a los Pericos quitándole a peloteros como Cory Gillespie, pero sólo para ser dado de baja poco después.
Contrataron a entonces a ex big leaguers como Franklin Morales, a bateadores ya confirmados como Justin Greene, y recuperaron a lesionados como José Pablo Oyervides.
Sin embargo, todo fue inútil y fueron eliminados en cuatro juegos por los Sultanes de Monterrey y Morales que había terminado invicto y Oyervides, perdieron y terminaron lesionados.
La batería acerera lucía muy poderosa con Matt Clark con 21 homerunes y 75 producidas, Greene como líder robador con 51 estafas y Manny Rodríguez, Amadeo Zazueta, Antonio Lamas y Willy Taveras por encima de los .300.
Su lanzador estelar, Josh Lowey, terminó como líder de ponches con 146, pero apenas 8-5 en ganados y perdidos. En cambio. su cerrador Chad Gaudin fue líder en rescates con 29. Fueron cuartos en asistencia con un promedio de 7 mil 269 espectadores por juego.
Así pues, están sentadas las bases de un equipo campeón, pero habrá que ver si Benavides no lo desmantela tras el fracaso.
Como jugarreta del destino, el equipo que menospreció, los Pericos, calificó para la final sureña por segundo año consecutivo y tiene aspiraciones al bicampeonato pese a su dueño, que por cierto pidió permiso para cambiarlos de sede.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
