Gabo cumpliría 90 años: ¿Qué diría de Trump?

Seguramente la melancolía de lo perdido, de aquello que se tuvo y se extravió, de aquello que se cuida como gallo aunque todo se vaya a la mierda, desde allí Gabo repulsaría a Trump.

En las tinieblas de los dictadores, de los opresores de la razón, Gabo encontró más de un espacio para hablar del vacío del que oprime la razón; encontró que la verdad no puede ser cegada definitivamente.

Un diálogo de Gabo con Trump no es posible; no se debe a que no coexistan, no se debe al tiempo y al espacio, sino a los límites del intelecto de Trump, los cuales no obedecen más que a condiciones básicas, aquellas de las cuales Gabo escapa sin cesar.
Pero hagamos la metáfora: Gabo es racionalidad cruda, no engaña ni se engaña, conoce desde la raíz al hombre de la tierra, coexiste en fiestas que le parecen superfluas donde muchos van por blof, no por haberlo leído; para sus adentros éstos son tan Trump como Trump, éstos son tan blof como Trump, pero peores, porque tratan de disfrazar su ignorancia desde el trago de fiesta.

Trump es ignorancia burda, no sabe que no sabe, pero cree que sabe; espera desde la reproducción comercial el tan ansiado poder que otros, tanto o más ignorantes que él, le entregan; entonces se vuelve presidente, entonces es juez y parte, tiene la mesa puesta y atrae como moscas a los que lucran vulnerando la ley y a los que menos tienen.
Gabo es inmortal; Trump, polvo de irritación.

Gabo transita con ese viejo impermeable que compró en París, parece degustar las cosas diminutas de su pueblo, de la pobreza que entrega risas sin falsas búsqueda, pero que al tiempo violenta y deja dolor.
Gabo es inmortal. Traza desde la pluma la defensa de la esperanza que lo mismo se vuelve puta triste que gallo de pelea; es magistral, me duele leerlo, pero reconozco la grandeza que también emerge como fuerza de torbellino en la crudeza de la realidad.

Gabo cumpliría 90 añitos, pero no necesita estar físicamente, parece que desde el manuscrito vuelve a hablar y lo seguirá haciendo, mientras Trump sólo podrá vociferar.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.