El impasse electoral que ha puesto fin a las precampañas se acompaña de encuestas que ponen al Peje por las nubes, a Anaya lejos y a Meade más lejos; sin embargo, nada está dicho, máxime cuando el electorado es tan volátil como el precio de la gasolina y cuando a más de 60 millones de pobres ni el estómago vacío les duele, porque si esto no fuera así, el establishment ya habría sucumbido.
Lo peligroso del juego electoral en estos momentos es que personeros del gobierno de Estados Unidos están preocupados por el escenario político mexicano, advirtiendo que la lejanía de Meade (no sólo en las encuestas, sino de los ciudadanos) es el presagio de una tormenta, aunado a que Ricardo Anaya, que también sería gallo de los gringos, no ha crecido lo suficiente para dar la pelea a López Obrador.
La venezolización de México tiene preocupados a los gringos, pero la moderación de la campaña del Peje tampoco arroja luces de que éste se convierta en Maduro, por lo que en Washington aún se guarda la calma.
En este escenario, la derecha mexicana se encuentra deprimida y a punto de dar el salto mediático que le permita revertir el efecto Peje, sin que esto sea en definitiva su mejor posibilidad ante el grave desconcierto y desencanto que existe sobre sus gestiones.
La hibernación electoral debe ser el mejor resguardo de la derecha mexicana, un impasse de respiro que le permita replantear la estrategia electoral, porque todo indica que tendrá que activar sus redes de operación, de lo contrario todo apunta a que AMLO, después de tanto buscarla, habrá taladrado la roca hasta hacer su propia escultura.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
