El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania no puede sorprendernos porque después de la Segunda Guerra Mundial, el nuevo orden se construyó en la rapacidad política de los bloques imperiales que nunca crearon un paradigma social donde imperara la dignidad como axioma.
Por el contrario, se edificó la Organización de las Naciones Unidas como un gran teatro de títeres donde los pueblos en desgracia eran y son pisoteados por las superpotencias que tienen en sus manos el Consejo de Seguridad, apéndice en el cual se dirimen los destinos de infinidad de países cuyos gobiernos, o son títeres o se convierten en atónitos espectadores de los apetitos encarnizados del poder político y el capital financiero.
En esta metainfamia de la humanidad, los pueblos pobres e ignorantes por la bota del opresor de la superpotencia, deambulan en la carnicería especulativa del mercado, monstruo creado para el neo-esclavismo de los hombres que, alienados, creen en la libertad que les otorgan los dueños del mercado para cambiarles por cuentas de vidrio, hoy denominadas teléfonos celulares o mercancías superfluas, lo mismo que el imperialismo colonial y cognitivo les arrebató a nuestros ancestros.
En esta estúpida parafernalia, el empobrecimiento mental de los pueblos los ha llevado a consumir la mierda de los imperios, lo mismo a través de los aparatos ideológicos educativos que de comunicación, que nos exponen como realidad “bendita” a la estupidez de Bad Bunny, al comercio carnal-cosmético de Miss Universo, o al opio del deporte erigido en el futbol.
La bota miserable que nos domina es el “nuevo orden” que desde 1945 nos ha enseñado con singular terror que la humanidad es para que los grupúsculos de poder se sirvan de ella, como tantas veces ha advertido Chomsky, o bien, con la claridad que lo vio frente a la amenaza nuclear Albert Einstein, sin que, hasta ahora, la tan cacareada libertad imperial sirva para maldita la cosa.
Si pensábamos en algún momento que con una guerra nuclear desaparecería la humanidad, les tengo una noticia: con la podredumbre de nuestro intelecto alienado por el poder imperial de las superpotencias, desde hace décadas la humanidad es letra muerta.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
