La comprensión ontológica 50

Eres un filósofo peligroso, fue lo penúltimo que me dijo Dalia.

 

50.1    Wittgenstein me recriminó nuevamente por intentar hablar de lo que hay que callar, en este caso la famosa escalera metafísica que de manera provisional nos permite comprender la supuesta esencia del lenguaje que, posteriormente, él mismo rechaza en sus Investigaciones filosóficas.

—¿Entonces por qué me recriminas?

—Estabas malinterpretando el Tractatus Logico-Philosophicus.

—Para nada.

—¿Y el isomorfismo estructural en tu analogía?

—La metáfora del espejo la tomé de Richard Rorty.

—¡Ese idiota nunca habló del reflejo! Es tan sólo un estúpido pragmático.

—Me resulta útil para ilustrar a mis alumnos tu teoría pictórica del lenguaje.

Ludwig suspira, echa su cabeza para atrás y, con voz emotiva de nostalgia, expresa pesadamente:

—Mi hermoso Tractatus

—Una obra de arte.

—¿Te parece?

Asiento.

—¿Crees que es un poema?

Asiento.

—¿Un buen poema?

—Filosóficamente: el mejor.

No se puede hablar de metafísica si se intenta hacerlo de la misma forma en que hablamos de la physis, empero, si empleamos otros modos del lenguaje podemos expresar dicha instancia y, dialécticamente, explorarla a través del sentido que tiene su expresión.

—¿El juego de lenguaje de la poesía?

—El juego de lenguaje del arte.

Despierta…

Una mosca choca contra el vidrio, vuelve a tomar vuelo y choca otra vez con éste. Pequeñísimos golpes. Abro los ojos, miro a la mosca y ésta sigue intentando salir a través del vidrio con un roto zumbido. ¿Estoy en un hospital? Estiro el brazo, tomo la manija y abro levemente la ventana de la habitación. Estoy cansado. La mosca sale perdiéndose en el aire de un tercer piso. Un hospital privado. Quiero estirar el otro brazo pero me atoro de inmediato con el sonido metálico revelándome que estoy esposado a la cama. Ya estoy familiarizado con los tubos conectados a mi brazo, levanto la cabeza y descubro a Constanza sentada en una pequeña sala.

—¿Y… ¿Y Dalia?

—Ya debe estar en su casa —dice poniéndose de pie.

—¿No está detenida?

—Ella no tiene orden de aprehensión.

—¿Y por qué no está aquí?

—No hagas más problemas, primo, bastante trabajo me costó que la liberaran sin ninguna denuncia penal en su contra.

—Pero… ¿ella está bien?

—Ella estará bien, lo que ahora tenemos que arreglar es tu situación. La solicitud de extradición está bajo presión de toda la familia que apela el juicio de sucesión, ya han invertido mucho dinero para comprobar tu culpabilidad pero no te preocupes, ya conseguí un buen abogado, uno mejor que el de la última vez. Tú no te preocupes, todo va a salir bien.

Yo simplemente asiento, la observo y está muy nerviosa.

—Todo va a salir bien —vuelve a decir.

Estuvo en el cuarto un rato más platicándome de su otra familia en la sierra, subrayaba dicho lugar como ideal para esconderme si tuviera otra oportunidad y, finalmente, se retiró prometiéndome regresar al día siguiente. No sin antes decir:

—Todo va a salir bien.

Identifiqué a un policía vigilando el pasillo, volteó a verme y la puerta se cerró.

Silencio.

—Hora de cenar —me dice una enfermera al entrar con una bandeja.

—¿Por qué estoy aquí?

Luego de una pausa, ella baja la sábana y, levantando mi bata de paciente, me muestra una gran gasa en mi ingle izquierda.

—¿No te duele?

Niego, tomo la gasa queriendo levantarla y ella detiene mi mano advirtiendo:

—No, no, no.

—Sólo quiero ver.

Ella suspira pensativa, voltea atenta hacia la puerta y, tras mirarme a los ojos, levanta la gasa mostrándome un pequeño pero profundo hueco de carne expuesta. Intento tocar con el dedo pero ella vuelve a taparlo con la gasa y, acto seguido, hace lo mismo con mi bata.

—Ya —me dice—, es hora de cenar.

—No tengo hambre.

 

50.2    ¿Por qué soy un filósofo peligroso?

Porque eres insaciable.

 

Continúa 51

Por: Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".






EL INDIO FILÓSOFO - Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".