LA GUERRA DE LOS DIOSES, VIII

Salón Real

 

Huitzilopochtli. Entra Quetzalcóatl.

 

QUETZALCOATL: Aquí están sus hijos, mi señor.

 

Entra Ténoch, ebrio, y Azteca acompañada de Cihuacóatl.

 

HUITZILOPOCHTLI: ¿Y Mexica?

AZTECA: Por qué siempre preguntas por ella.

QUETZALCOATL: Aún no la he podido encontrar.

HUITZILOPOCHTLI: ¡Encuéntrala!

 

Quetzalcóatl asiente cabizbajo por el regaño.

 

QUETZALCOATL: Sí, mi señor.

HUITZILOPOCHTLI: Y no regreses sin ella.

QUETZALCOATL: No, mi señor.

HUITZILOPOCHTLI: ¡Ahora!

 

Quetzalcóatl sale.

 

AZTECA: De qué quieres hablar con nosotros, papá.

 

Ténoch se sostiene en una pared para no caer.

 

HUITZILOPOCHTLI: Eres un holgazán, no haces nada de trabajo, sólo te la pasas bebiendo todo el día.

TÉNOCH: Calmantes-montes, jefe. Por qué siempre tienes que estar alterado, así todo enojado y amargado. Ya ni la amuelas, vejete.

AZTECA: De qué quieres hablar con nosotros, papá.

 

Huitzilopochtli mira a Azteca, va a decirle algo pero-

 

TÉNOCH: Ya mejor déjame ir ¿no? Tengo una pachanga a todo dar y no quiero llegar tarde.

HUITZILOPOCHTLI: He perdido toda esperanza contigo.

TÉNOCH: ¡Ya, no exageres!

AZTECA: De qué quieres hablar con nosotros, papá.

¿Papá?

HUITZILOPOCHTLI: Voy a abdicar el trono.

 

Azteca sonríe. Ténoch no le importa.

 

HUITZILOPOCHTLI: Y Mexica será mi sucesora.

 

Azteca aguanta su enojo y Cihuacóatl se encrespa.

 

TÉNOCH: Bueno, bueno, bueno. Bueno. Bueno, ¿quién habla? (ríe) No, ya en serio. ¿Ya me puedo ir?

HUITZILOPOCHTLI: ¡No! ¡Y ya cállate!

 

Azteca cabizbaja.

 

HUITZILOPOCHTLI: ¿Quieres decirme algo, hija?

AZTECA: No, nada. Nada hay en mí ahora que te pueda servir, nada en que te pueda ayudar.

HUITZILOPOCHTLI: No digas eso.

AZTECA: Yo sólo te quería ayudar.

HUITZILOPOCHTLI: Lo sé, lo sé. Y te prometo que lo harás. Lo harás como siempre lo has hecho, pero ahora con tu hermana. ¿De acuerdo? ¿Azteca? ¿Hija?

AZTECA: Está bien, papá. Sea lo que tú decidas, yo siempre te apoyaré. Papá.

 

Azteca lo besa en la mejilla y sale con Cihuacóatl. Ténoch ronca durmiendo de pie.

 

HUITZILOPOCHTLI: ¡Ténoch!

TÉNOCH: ¡Eh! Sí, sí, qué pasó… ¿Eh?… ¡No te enojes, betabel!

 

Huitzilopochtli sale y Ténoch vuelve a quedar dormido de pie.

 

Continúa IX

Por: Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".






EL INDIO FILÓSOFO - Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".