La tragedia del Cuarto Piso

“Desde el Cuarto Piso se debe emprender la operación quirúrgica de las fuerzas políticas a contraflujo, que no han entendido que la armonización democrática emprendida por el gobernador no es una muestra de debilidad, sino el primer golpe en la mesa”.

A causa del proceso electoral que se avecina, la operación política de las Rutas de la Transformación emprendidas por el gobernador Julio Menchaca se han aletargado. En lo sustantivo, las leyes electorales en México no son más que candados para los gobiernos, que de ninguna manera pueden dejar de operar, por lo que el concepto de veda electoral se ha convertido en un lastre.

Es necesario hacer una una profunda revisión sobre la ingeniería electoral y la relación con la estructura gubernamental, tratando en todo momento de no exponer a la ciudadanía, cuya realidad no obedece a los esquemas electorales, los cuales se tornan antidemocráticos al dejar en indefensión al gobierno, que no puede ir más allá en la operación de las tareas públicas.

En este trazo, López Obrador, que se va por la puerta grande pese al déficit de seguridad que lo persiguió por las inercias de los gobiernos del antiguo régimen que permitieron la diseminación y crecimiento de las estructuras delictivas en el país, tiene razón al querer reorganizar la estructura de los organismos públicos autónomos que provocan disfuncionalidad en el gobierno, cuestión que ha sido interpretada erróneamente como una extralimitación del Poder Ejecutivo. Pero es que la disfuncionalidad de los organismos públicos autónomos es antidemocracia enmascarada.

En Hidalgo, el Cuarto Piso va a contracorriente. Hasta antes de iniciar las campañas electorales, la entidad estaba en un momento donde la redefinición política y de gobierno había tomado el impulso que exigía medidas para erradicar las profundas desigualdades de la mayor parte de los hidalguenses, pero a su vez para operar políticamente en un estado donde las inercias del caciquismo siguen imperando como pabellón de obstrucción política. A estos factores se suma el cáncer de los grupúsculos de Morena Hidalgo que pretenden secuestrar al partido, más la partidocracia de doble estándar, es decir, la que le palmotea la espalda al gobernador Menchaca Salazar mientras le golpea los bajos a sus anchas.

El poder tras bambalinas de la partidocracia satélite, los grupos independientes y sus confusas estrategias, así como el “fuego amigo” de los grupúsculos al interior de Morena Hidalgo, alimentan el viento en contra de las rutas de la transformación.

Desde el Cuarto Piso se debe emprender la operación quirúrgica de las fuerzas políticas a contraflujo, que no han entendido que la armonización democrática emprendida por el gobernador no es una muestra de debilidad, sino el primer golpe en la mesa que, desde la procuración de justicia y la democracia, ya ha dado evidencias de sobra de que “donde manda capitán, no gobierna marinero” y mucho menos las ratas del barco.

Las fuerzas políticas que han promovido esquemas de obstrucción y de beligerancia parecen no percibir la caja de Pandora que se aproxima con el ascenso de Claudia Sheinbaum a la Presidencia, el cual estrechará los vínculos de depuración de los gobiernos estatales a cargo de Morena, haciendo valer la renovación del sistema político que inició López Obrador.

No hay plazo que no se cumpla: el 2 de junio inicia la renovación del poder político, con todas las implicaciones que tiene para el Cuarto Piso.


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