Lo peor del PRI también quiere llegar a 2018

En todas las expresiones políticas de la entidad se habla de personajes con “trayectoria política” y que, obviamente, están buscando espacios para 2018, omitiendo el hecho de que no han ofrecido resultado palpable alguno, además de ser precedidos por “duditas” sobre la corrupción en la que han podido verse inmiscuidos y una pésima imagen que tienen ante la ciudadanía, que fácilmente habla de su repentino crecimiento económico al tiempo de la ruina de las diversas instituciones en que han labrado su “trayectoria”.

Hablemos de la innumerable lista de aspirantes a senadores priistas que se encuentran actualmente fungiendo como diputados federales: Pedro Luis Noble Monterrubio y Jorge Márquez Alvarado se han caracterizado durante toda su carrera política por contar con fortunas personales que, cuentan, les han servido para escalar la pirámide tricolor, aunque en ninguno de los encargos públicos que han ostentado han dejado buenas cuentas, pues se han destacado por desfalcar a instituciones sin mayor empacho. Son parte de una generación política en decadencia y buscan obtener una candidatura que les signifique la sobrevivencia, a pesar de contar con pésima opinión de sus representados.

Fernando Moctezuma Pereda y Alfredo Bejos Nicolás quieren hacer como que olvidan su cercanía con Francisco Olvera Ruiz; el primero planea no salir embarrado en los desfalcos millonarios del gobierno anterior, pese a que todo mundo sabe que era el personaje preferido del exgobernador con la facultad de “palomear” toda estructuración económica y que fue quien peleó ahincadamente el lugar como alcalde de Jaime Allende en Tula, que ahora ha sido señalado por un desvío millonario; algunos dicen que muchos de esos millones fueron destinados para la campaña de 2015.

Por su parte, Bejos Nicolás se ha caracterizado por brincar de puesto en puesto sin labor alguna. Hay que hacer hincapié en el hecho de que los recursos brindados para gestiones por parte del Congreso de la Unión, simplemente se esfumaron. El diputado también quiere ignorar su cercanía con Filiberto Hernández, expresidente municipal de Mineral de la Reforma, que destacó por ser el más ladrón, o eso cuentan los vecinos del municipio.

Lo que nadie hubiera creído es que en esta ocasión los peores aspirantes al Senado no se encuentran en el PRI, sino en la oposición, eso sí, todos y cada uno con destacada carrera política.

Iniciamos con Gerardo Sosa Castelán, quien cuenta con uno de los pasados más negros como dirigente de un grupo de porros que causó daños irreversibles en la entidad y ahora pretende ser senador. Como si se tratara del final de la Ley de Herodes, busca seguir creciendo.

Francisco Xavier Berganza no pierde ocasión para saltar a las cámaras con ridículas declaraciones y ya ha sido representante de los hidalguenses, pasando a la historia por su falta de capacidad y responsabilidad, además de su holgazanería y altos cobros.

José Guadarrama Márquez, el eterno aspirante a la gubernatura de Hidalgo, se ha aprovechado de diversas zonas con rezago social para hacerse de dinero y “capital”, además de aprovechar en su beneficio los recursos económicos otorgados por los órganos electorales, más bien podría hablarse de movimientos poco legales.

DIPUTADOS FEDERALES

Cuauhtémoc Ochoa y Jorge Márquez, ambos funcionarios federales, se han dado a notar recientemente por su publicidad engañosa o contratada en diferentes medios locales. Este dúo a duras penas conoce la realidad hidalguense, pero su meta nunca ha sido causar un beneficio a la población, simplemente hacer carrera política donde les paguen bien, aunque las consecuencias las carguen los hidalguenses.

Exdiputados locales como Edith Avilés, Leonardo Pérez o Javier Amador también planean volver a la escena, pese a que tuvieron la oportunidad de ser representantes populares y no lograron concretar ningún trabajo beneficioso, limitándose a pequeñas gestiones que convenían a sus intereses personales.

Mientras que actuales diputados locales como Mayka Ortega Eguiluz y Ernesto Vázquez Baca han dejado tan mala imagen que sus propios representados son los más preocupados por tenerlos que ver otros dos años. Ambos se caracterizan por su prepotencia y falta empatía, por lo que representan uno de las peores caras de la política priista.

Un segundo argumento que es utilizado, sobre todo en las filas priistas, son los vínculos familiares: por sentirse parte de la nobleza hidalguense esperan “merecer” cargos y reverencias simplemente por ser los parientes.

La lista es encabezada, lógicamente, por Luis Jaime Osorio Chong, quien se ha dado a la tarea de representar a un grupo político a punto de extinguirse. De su liderazgo, lo único que se puede decir es que es exactamente proporcional a “su gente”: Onésimo Serrano, el delegado más incómodo de esta administración, que ha destacado por un exquisito manejo financiero que ha hecho incrementar su ahorros personales, o por lo menos es lo que se cuenta; David Hernández Madrid, el exsecretario de Organización que en 2016 demostró que ya no es capaz de salvar ni un solo municipio, por lo que al interior del CDE no dudaron en comentar que la edad causa estragos; el grupo juvenil formado por Génesis Vázquez, David Hernández, Liliana Verde, Rodolfo Hinojosa y Natalie Zamudio, más fáciles de encontrar en tertulias con bebidas espirituosas o en el gimnasio que “trabajando”. Por cierto, se cuenta que en mesas cerradas sus expresiones despectivas sobre los pachuqueños no se hacen esperar.

José Antonio y Jorge Rojo García de Alba son hijos de un exgobernador y presumen una inmensa carrera política, pero nunca han podido lograr mayor mérito que organizar eventos de charrería, lo cual hace pensar en un perfil de socialités. Herederos de los modos más anquilosados en la política hidalguense, se muestran siempre anhelantes de reverencia.

Pero es Jorge Rojo quien en esta ocasión ha buscado canalizar todos sus esfuerzos para lograr la diputación federal para Norma Andrade Fayad, legisladora local por Huejutla, quien se ha colocado entre las más cercanas de su grupo político.

José Juan Viggiano Austria y Héctor Pedraza Olguín, exdiputados locales, pretenden arribar a cualquier puesto de elección popular colgándose de sus parientes mejor posicionados. No es sorpresa para nadie que a eso le deban sus actuales encargos, aunque jamás hayan generado resultados.

Lógicamente, todas estas trayectorias políticas han logrado consolidarse a través de medios de comunicación, locutores y columnistas que no dudan en desplegar esplendorosos párrafos a los antes mencionados a cambio de diversos favores. El grave problema en Hidalgo es que todas estas trayectorias en conjunto no han generado ningún cambio, al contrario, cada zona tocada por estos personajes, como si fuera un acto de magia, agrava su rezago social.