Mientras Trump cena, un niño muere

Jakeline Call era una niña migrante guatemalteca de 7 años que falleció en custodia del servicio de migración de Estados Unidos, a ella se suma la muerte de otro niño de 8 años también de Guatemala, migrante, que en la custodia de migración perdió la vida tras enfermar.

Mientras Donald Trump cena y se llena el hocico de manjares y placeres mundanos, de manera indolente los niños migrantes detenidos en condiciones de barbarie y presos como delincuentes comunes pierden la vida en la “Tierra de la Libertad”, calificativo irónico, miserable y maldito, donde miles de migrantes que lo único que desean es trabajar son explotados, vejados y asesinados.

Debería ser increíble que en pleno siglo XXI, aún existan fronteras, donde los seres humanos somos clasificados como perros, por nuestra raza, nuestro color, el credo o la filiación política, cosa que evidencia el mundo de los poderosos de aquellos que sin escrúpulos son capaces de explotar o asesinar sin ningún problema, tan fascistas o nazis como los que aparentemente rechazan.

¿Pero qué puede extrañarnos?

Desde el siglo pasado seguimos hablando de la paz, de crear un mundo mejor, del respeto a la humanidad y lo único que vemos son países poderosos que en manos de poderosos explotan a los países débiles y a sus poblaciones, sin que podamos poner un alto, sin que podamos respirar.

Pendejamente, con una fascinación distante, miramos a los países poderosos y a sus amos, deseamos el mall, anhelamos Disneylandia, pensamos en las grandes autopistas, en los edificios que nublan el cielo, inclusive en la carrera espacial; se nos olvida la virtud de la tierra, el esplendor del horizonte en la campiña, la libertad del viento y el aroma de las flores.

Infame, pero nosotros también vivimos como perros entre perros, tenemos nuestros tiranos, los amos de la política que ante nuestra miopía se sirven de nosotros, ellos crean un mundo dentro del nuestro, viven a todo lujo, sus hijos estudian en Oxford, en MTI, en Harvard; ellos consumen champaña, automóviles último modelo de lujo, se visten en los mall y, ¿Qué tiene el pueblo?

Por ello, Trump cena manjares, mientras un niño migrante muere.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.






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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.