A pesar de estar a la mitad del mes de enero, Morena todavía no define a sus candidatos, quizá debido a la falta de experiencia política de sus integrantes; al paso que va, Marco Rico terminará por desperdiciar su oportunidad de entregar buenas cuentas al partido guinda.
Ante la realidad de que no hay candidaturas firmes, se asegura que serán las encuestas las que definan las postulaciones; lo cierto es que no hay nadie que nos pueda decir que ya fue encuestado, no hay evidencia de esta dinámica, por lo tanto, la dirigencia estatal de Morena, de la mano del gobernador Julio Menchaca, habrá de definir a sus candidatas y candidatos.
Sin embargo, se sabe que también a la dirigencia se le está haciendo bolas el engrudo, porque para poder definir a los aspirantes debe analizar muchas aristas, como rentabilidad política, género, edad, cuota indígena, etcétera; es decir, se debe sumergir a fondo en los vericuetos electorales para poder llenar el mosaico político en la entidad, y cada vez que se le ocurra la mínima modificación, prácticamente debe ajustar todo el rompecabezas.
Pocos son los perfiles que se han mantenido disciplinados, que han sabido cuidar las formas, que han esperado a que les den luz verde; la mayoría de ellos ya se mueven por su cuenta, se asumen con la candidatura en la mano y, por supuesto, buscan negociaciones asumiendo que es eminente su llegada a un escaño. Eso, sin duda, pone en riesgo la gobernabilidad del mandatario estatal.
Se respira ansiedad en el escenario político, pero nadie sabe con precisión si será tomado en cuenta; incluso hay perfiles que pueden estar inscritos en tres opciones de candidatura, que aunque sea una operación al margen de la ley, siempre se ha hecho para poder jugar con la cartera de perfiles e ir acomodando las piezas de acuerdo a las necesidades políticas.
Los más avanzados pintan bardas, ya se les puede ver en espectaculares y están sumados a la cabalgata política sin darse cuenta de que son investigados por la autoridad electoral por actos anticipados de campaña. Esto debe ser considerado por la dirigencia estatal de Morena para acelerar el paso y decidir las candidaturas de una vez por todas.
A nivel municipal ocurre lo mismo: como todas y todos tuvieron la posibilidad de inscribirse al registro, creen tener la posibilidad de ser aspirantes; sin embargo, esto sólo sirvió para engrosar las filas de Morena y para que algunos personajes del ámbito municipal enseñaran sus verdaderas intenciones. Pero al igual que en lo federal, siguen sin guía y sin rumbo, ya que nadie les da orientación política.
Este mes, en teoría, tendrán que renunciar a su actual cargo las y los aspirantes, unos el día 15 y otros el 31 de enero, por lo que el dirigente estatal morenista tendrá que meter el acelerador a fondo y terminar de pulir el lienzo.
Sin duda, hoy más que nunca el partido guinda tiene aspirantes que levantan las dos manos para ser tomados en cuenta, aunque no necesariamente todas y todos garanticen el triunfo y, sobre todo, un buen desempeño.
Morena tiene ante sí la oportunidad de definir perfiles adecuados para garantizar la estabilidad del gobernador, o de lo contrario seguiremos viendo a actores como Fortunato González o Sharon Macotela en el Congreso local, que no sólo no contribuyen al trabajo legislativo, sino que ponen en vergüenza a la ciudadanía que representan.
