La frase “Ni todo el amor ni todo el dinero” es el fiel reflejo de lo que hasta ahora implica la 4T, proyecto político que no ha logrado cambios sustantivos dentro de su llamada transformación nacional y que deja una serie de incógnitas sobre el rumbo del país.
Es verdad, el pueblo no tiene de la 4T ni todo el amor ni todo el dinero; la república amorosa está carente de amor hacia su pueblo, que se encuentra padeciendo no solo los estragos de la pandemia, sino de una crisis económica donde no existen los trazos del crecimiento prometido por el gobierno de López Obrador; de igual manera, como el dinero en los bolsillos de los ciudadanos comunes es escaso, hay que cuidarlo como tesoro nacional.
Es bien cierto que nos encontramos en una coyuntura sanitaria internacional, pero no es menos cierto que tanto el manejo de la pandemia como de las estrategias de economía y seguridad no ha sido idóneo, al grado que la sombra y el pesimismo están comenzando a tomar forma de hambre y muerte que se han ido agudizando.
Inenarrable resulta el hecho de que, pese a la confianza que expresa el presidente de la República desde su púlpito mañanero, ya no se está reflejando en la mayoría de la percepción de los ciudadanos (no confundamos los niveles de aprobación que favorecen al presidente mayoritariamente, con la desesperanza de la mayoría de la población).
La incógnita es: ¿hasta cuándo la confianza de AMLO en su proyecto de nación le alcanzará para sostener su legitimidad? La respuesta es compleja porque, desde luego, la coyuntura que vivimos no ha permitido estimar con claridad hasta dónde llegan los errores gubernamentales y hasta dónde las inercias del planeta.
Entre peras y perones, la ciudadanía sigue esperando que el proyecto de transformación de la nación se sustente en la creación de mayores oportunidades de vida, ello es fundamental para que consiga no solo credibilidad social, sino para establecer un equilibrio de expectativas a nivel de la población que menos tiene y que, hay que decir, se ha mantenido menos llorona que los sectores de élite que siguen protegiendo y clamando por sus granjerías.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
