No se equivoquen

La sucesión gubernamental está a la vuelta de la esquina y son un secreto a voces los nombres de quienes están en la carrera por la candidatura del PRI, en una apuesta que se puede resumir en una frase muy nuestra al decir que la lucha está entre melón y sandía.

No tiene nada de raro, porque finalmente es la expresión de las posibilidades que tiene el partido tricolor para esa apuesta por el poder Ejecutivo en nuestro estado.

Lo extraño, aunque no tanto, es que algunos parece que ya apostaron sus canicas, ya sea por melón o por sandia, viendo por su futuro y descuidando lo que son sus obligaciones en los encargos que tienen ahora.

Y todo indica que es un juego en que se equivocan.

Porque, por lo menos en Hidalgo, hay un factor que no se puede ni se debe olvidar: el peso político y de poder del gobernador Fayad.

Excelentemente calificado, hasta ubicarlo como el mejor gobernador que tiene el PRI y el país, con una cercanía de hechos y de amistad con el presidente de la República y logros en acciones y avances indudables en Hidalgo, que le permiten ser el fiel de la balanza en la decisión que tome su partido para la sucesión.

La lealtad de su equipo obliga a fortalecer esta presencia, antes de apuestas que descuiden el presente por ganancias que se esperen a futuro.

Los aspirantes juegan su juego y tienen derecho. Unos desde lejos con exhibición de fuerza y de soldados, otros trabajando fuerte, que parece el mejor camino.

Olvidar la importancia del gobernador es no tomar en cuenta que, en este juego de ajedrez, el jaque mate lo da en Hidalgo el gobernador Fayad.

Mientras tanto, que sigan las apuestas por melón o por sandía… pero no se equivoquen, hay mandatario fuerte que debe inclinar la balanza al final.


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