Una verdadera mierda es la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que actúa para preservar la rapiña de las grandes potencias en una simulación asquerosa.
Después de la Segunda Guerra Mundial se erigió como el organismo garante que pondría freno a los desencuentros entre naciones, que custodiaría el bienestar de la Humanidad, que buscaría que los derechos humanos prevalecieran por encima de cualquier apetito económico, político, nacionalista, religioso o étnico; cuestión que en términos estrictos jamás ha cumplido.
Las décadas pasan y la inoperancia de la ONU es más que clara, pero al descubierto no se dice la verdad verdadera, como diría Chomsky; no se advierte que es una gran casa de putas donde el cafiche que es Estados Unidos vende a las rameras de Europa e inunda de mierda consumista a los países pobres y crea una estela ilusoria de progreso que se traduce en pendejadas como teléfonos celulares, videojuegos, cosméticos, armas y casi cualquier estupidez que nos podamos imaginar.
La ONU es un prostíbulo, un boliche de remolienda que sólo genera hambre, ignorancia, subordinación y neoesclavismo al amparo de una supuesta racionalidad humana, que se derrota y vulnera ante el juego de los perros y los carniceros.
¿En realidad: de qué putas sirve un organismo como la ONU que no soluciona ni contiene los apetitos de potencias como Estados Unidos y Rusia?, ¿cuál es su función si sólo vemos pueblos devastados y asesinados?, ¿para qué le damos valor a un organismo que se prostituye por las cuestas de los países que mantienen los viajes, sueldos y bacanales de sus personeros?
La ONU no es otra cosa que una puta que se vende al mejor postor, que ha vulnerado los más elementales derechos de los pueblos y ha encubierto los apetitos de las grandes potencias sin que haya un dejo de verdad en sus actos.
Hoy que vemos la desolación y genocidio en Siria, las pruebas nucleares, la podredumbre y miseria de América Latina y África, la prostitución infantil, el hambre de muchos pueblos, vale cuestionar: ¿de qué mierda sirve la ONU cuando es sólo el títere de los carniceros del mundo?
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
