¿Para qué leer si lo puedo ver?

Lejos quedó la época donde la ignorancia era sinónimo de pobreza; hoy en día, la ceguera intelectual enferma a todos por igual.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.

Llegué tarde a mi telenovela, me duele el estómago por no saber qué ocurrió con Isabel y para colmo de males a mi viejo se le pasó pagar la mensualidad de Netflix, así que: fin de semana fatal. Y, por si fuera poco, no es quincena, así que no podré ir al mall ni comprar ropita o las chácharas de costumbre, pero, linda, ¿por qué no lees un libro?, ¡ah! ¡qué idiota eres!, ahora sólo falta que me pidas que saque a pasear al perro.

Sí, la burguesía hasta las primeras dos décadas del siglo XX solía ser culta, hablaba más de un idioma, tocaba el piano, leía poemas novelas y disertaba sobre política o confabulaba en ella, trazaba las grandes empresas y, pese a sus flatulencias fatuas, escribía y leía como un atributo no sólo de trascendencia, sino de poder social frente a la ignorancia que era sinónimo de pobreza.

Sin embargo, en nuestros días, salvo raras excepciones, el rostro de las burguesías en el orbe ha cambiado, no son cultas y no les interesa la cultura, lo cual traspasa el umbral de la burguesía y es emulada por los sectores desposeídos, aquellos que construyen sus vidas en la fantasía de la telenovela, del supermercado de domingo o del teléfono móvil y las redes sociales.

La imagen ha sustituido a la lectura y es base de la miseria intelectual que con gran placer y gusto los buitres del mercado han convertido en la fuente inagotable de sus riquezas, mientras el espíritu de libertad que otorga la lectura a la conciencia se convierte en Mario Bros, Barbie o una bacanal de Facebook, creando la derrota de la humanidad.

¿Para qué leer si lo puedo ver? Esta derrota asemeja a la lucha que hoy realizamos por la preservación del agua, se agotan las posibilidades infinitas de nuestra biogeneración, se enclaustran las ampliaciones del intelecto, mientras se constriñe a la silueta que no deja ver el fondo de la vida, de qué es importante y qué se posiciona de manera superflua como importante, desgarrando toda posibilidad de pensarnos como humanidad.

Cuando la lectura se enclaustra también lo hace la humanidad, es una batalla perdida que se traduce en atrocidades y abusos de poder que no pueden ser frenados, porque el abuso se fragua en la ignorancia, porque provoca ceguera, mudez, sordera e inacción; se pierde la belleza de pensar, se pierde el honor de la voluntad, agoniza la hidalguía de la libertad, mientras la noche de la rabia y la esclavitud cubre a la humanidad.

 

Consultoría política y conferencias: [email protected].

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.