Política sin ciudadanos

Desde hace siglos que la ciudadanía no existe para la clase política

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.

Las campañas electorales hacia los comicios de 2024 se han centrado en el ataque político, pero en ningún momento en el rol de la ciudadanía en la realidad social del país.

Para la clase política los ciudadanos son agentes residuales, comparsa tangencial de sus intereses, pero no el epicentro de sus planteamientos, al grado que las propuestas son escenarios lejanos de la realidad social y en muchos casos son simples ocurrencias que no pueden de ninguna manera solucionar los problemas que aquejan al colectivo.

La estrategia de los presupuestos en aumento, el burocratismo al crear institutos de todo y para todo, e inclusive las poses de la clase política como salvadora del pueblo no inciden en el bienestar de la ciudadanía, ya que en los hechos ésta ha sido cosificada, reducida a un objeto político no identificado (OPNI), lo que agrava cualquier perspectiva de acción gubernamental.

Los ciudadanos OPNI llegaron para quedarse en las precarias visiones de la palestra política, se erigen en la retórica del escaño y pasan a ser el discurso residual que, invariablemente, los nombra sin cesar, pero sin significado para las acciones del gobierno y mucho menos como el porqué de toda noción de Estado.

La estructura del ejercicio de gobierno no obedece a imaginación y ocurrencia política, debe ir a la participación ciudadana como base que retroalimente las acciones y programas; sin embargo, en el mejor de los casos es retórica distante, o bien, justificación de la moda pseudo-gnoseológica de las políticas públicas, instrumento de legitimación del control político del establishment.

Desde hace siglos que la ciudadanía no existe para la clase política. La cosificación de la ciudadanía es la constante de las campañas electorales sin forma ni contexto, por lo que no debe extrañarnos que las plataformas programáticas de campaña no sean otra cosa que ocurrencias de una imaginación o frenesí de control sobre lo que la clase política entiende y llama “ciudadanía”.

Consultoría política y conferencias: [email protected]

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.