¿Qué esconde la Torre “Negra” del Congreso?

El debate en el Congreso comienza a parecer extremista por las posiciones de cada bando, pero entre las declaraciones pasa desapercibido el papel del personal administrativo del Poder Legislativo local, que también está temeroso de las decisiones que pueda tomar la bancada de Morena, pues muy seguramente no los favorecerá como la anterior Legislatura.

La bancada que encabeza Humberto Veras Godoy declaró que la necesidad de no perder el control de la Junta de Gobierno por parte de los priistas implicaba la tarea de “limpiar” diferentes temas administrativos y financieros del Poder Legislativo, lo cual suena coherente al observar la tendencia de protección a María Luisa Pérez Perusquía por parte del personal administrativo, dejando entrever que ningún otro legislador es importante, al contrario, golpeándolos o pasándolos a segundo plano hasta en boletines de prensa.

También es interesante retomar  el hecho de que Morena habló de una tendencia mediática para favorecer las posturas priistas, pero no logró ver que la tendencia favorece a un solo personaje: Pérez Perusquía, quien encabeza las mayores notas de todos los medios “amigos” del Congreso.

Esto lleva a un tema que deja al gobernador fuera de la pelea, pues parece que los mensajes son un poco tergiversados por los emisarios, que están temblando de miedo de perder su terruño, al grado de que ni siquiera están dispuestos a cambiar de coordinadora de bancada del PRI, pues lazos hasta familiares tienen mucho que ver, y cambiar de personaje podría evidenciarlos con el primer priista, quien no toleraría un cochinero que podría implicarlo sólo porque alguien utiliza su figura de escudo.

¿Qué esconde la administración de la Torre Legislativa que le hace sentir tanto miedo ante Morena? ¿Por qué golpear o esconder a legisladores que pueden robar cámara a Pérez Perusquía? ¿Cuál es el interés oculto?

Ahora bien, Morena quiere que alguien sea sancionado por la violencia ejercida sobre sus correligionarios en protestas anteriores y responsabilizan a María Luisa Pérez Perusquía, entonces por qué no ejercer un juicio político contra ella y regresar a sesiones con toda normalidad.

Pues además la administración del Legislativo parece las oficinas privadas de la legisladora que mucho ha dejado que desear y que, parece, no puede con el encargo sin su gafete de “es indicación”. Tal vez sea tiempo de abrirle paso a otros cuadros con mayor capacidad y trayectoria que les permita tener el suficiente colmillo para cabildear en favor de los intereses institucionales.