Omar Fayad tuvo la sensibilidad política de entender con claridad que la derrota del PRI en 2018 no convertía a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en su enemigo, sino en el presidente de México, y que por lo mismo, y por el bien de Hidalgo, lo mejor era entablar una relación de respeto y de solidaridad, no de confrontación, entre gobernador y presidente.
Esta decisión, que con el paso del tiempo se ve que fue responsable y muy inteligente, buscó ser fracturada lo mismo por priistas que no concebían una buena relación con quien les había arrebatado la Presidencia de la República, y por morenos de Hidalgo, particularmente el Grupo Universidad, de Gerardo Sosa, quienes al parecer llegaron a pensar que AMLO era de su propiedad.
Y esta buena relación nació, o se fortaleció, con una desgracia que mostró a los dos políticos en su estatura de responsabilidad con la gente: el presidente llevaba apenas 19 días como jefe de la nación cuando explotó en Tlahuelilpan un ducto que conecta el puerto de Tuxpan con el complejo de Pemex de Tula, con un saldo de más de 130 fallecidos. La conducta de Omar Fayad de solidaridad responsable con AMLO fue total y de pleno apoyo, tan acertada que el mismo presidente el 25 de enero, apenas siete días después de la explosión, dijo textualmente: “Quiero hacer un reconocimiento especial al gobernador del estado de Hidalgo, Omar Fayad, porque en circunstancias muy difíciles, dolorosas, supo estar a la altura y sin mezquindades”.
Se puede suponer que la explosión de Tlahuelilpan fortaleció el respeto entre los dos, porque en horas de dolor hicieron de la responsabilidad sin colores políticos, la mejor respuesta en favor de la gente.
Después, en cada visita a Hidalgo -que han sido muchas-, el presidente ha subrayado esta buena relación con el gobernador, y éste a su vez ha reiterado su solidaridad y respeto por el jefe de la nación.
Súmele a este escenario que Fayad ha sido calificado, de acuerdo a la opinión sondeada por empresas serias, como el mejor gobernador de México. El resultado es que a Hidalgo no le ha ido mal en lo que se refiere a los apoyos para su desarrollo y más en estos momentos difíciles por la pandemia.
Sin embargo, esta buena relación ha provocado reacciones de los que pierden con este hecho, de los que piensan que la confrontación debe ser conducta de un gobernador priista, y de quienes pensaban que eran ellos los cercanos a AMLO y los que en su nombre deberían tener la fuerza para imponer sus planes y negocios. Y por otro lado, están los priistas resentidos que esperaban que Omar encabezara una lucha contra Obrador, como respuesta a la derrota y porque de esa manera mantendrían sus parcelas de poder. En otra esquina estaban los morenos que no entendían cómo era posible esta excelente relación directa, abierta y de colaboración.
Y sin duda, también se oponía el Grupo Universidad, que se soñó con tal poder que tendría la puerta de Palacio Nacional a su disposición y ya se sentía con la gubernatura de Hidalgo para su patrón, pero lo único que tiene es la cárcel para su jefe y la urgencia de obtener amparos porque la ley lo tiene en la mira. Con todo y eso, no cesan en su afán de romper esta buena relación, pues lo mismo han llevado gente para increpar al presidente en algunas de sus visitas, “filtrando” que son gente del gobernador, o sugiriendo en una de sus empresas de comunicación que así como diez gobernadores se levantaron contra el presidente, algo similar pudiera pasar en Hidalgo.
Pero los hechos hablan y en sus comparecencias los secretarios, y en particular Jessica Blancas, la titular de Finanzas, los dejó callados al demostrar, con números y logros, que en el gobierno de Omar Fayad las cosas se hacen bien.
Viene 2021 y los grillos tiemblan por esta amistad responsable y de hechos entre Omar gobernador y AMLO presidente. Después el horizonte crece. Tienen razón los grillos en tener temblorina… tienen razón.
Por: Adalberto Peralta Sánchez
Nací el 11 de mayo de 1946 en un pueblito que tiene una laguna con patos y un parque con bancas con el nombre grabado del donante. Una de esas bancas tiene el nombre de mi padre. Estudié Filosofía y ejerzo el periodismo desde hace varios años. Colaborar con mi hijo en EFFETÁ me llena de orgullo. Trataré de hacerlo bien.
