Sin el menor asomo de duda, el revolucionario mexicano más cinematográfico es Francisco Villa, encarnado hasta por actores que no se le parecían en lo más mínimo como Yul Brynner o Antonio Banderas. Sin ir más lejos se acaba de estrenar en una plataforma una serie biográfica en la que se le compara con el mismísimo Napoleón.
No es de extrañar que, con motivo del centenario de su muerte, la Filmoteca de la UNAM haya organizado un ciclo en su honor.
Una de las películas anunciadas El tesoro de Pancho Villa de Rafael Baledón, es mencionada en el espléndido libro del buen amigo Pepe Navar, ¡Quiero ver sangre! por ser una de las primeras apariciones de La sombra vengadora.
Así que me armo de valor y hago la excursión hasta el Centro Cultural Universitario. Para mi sorpresa me entero que la entrada a la sala José Revueltas es gratuita.
Pero mi gozo se va al pozo, cuando veo en la pantalla que no se trata de la cinta de Baledón, sino una homónima de Arcady Boytler.
Normalmente me daría gusto ver un filme de 1935, pero resulta que ya lo conocía de la Cineteca Nacional cuando se restauró.
Filmada el mismo año que la clásica ¡Vámonos con Pancho Villa! de Fernando de Fuentes, no pasa de ser un filme menor de aventuras.
El guion del director y José Benavides Junior narra la historia de Chema (Antonio R. Frausto uno de los Tigres del filme de De Fuentes). un subalterno que ayuda a Villa a enterrar su tesoro y que es dado por muerto tras haber ultimado a unos ambiciosos traidores. Tras la muerte del Centauro del Norte (Juan F. Triana) decide compartir el tesoro con su jefe Fred (A.M Williams) para tratar de conquistar a su hija Mary (Victoria Blanco).
El director de La mujer del puerto no estaba muy dotado para el cine de acción y el filme no deja de ser una mera curiosidad en la larga filmografía de Doroteo Arango.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
