Se hunde el barco de Gerardo Sosa y ya saltaron las primeras ratas

Después de la denuncia que hizo Santiago Nieto Castillo, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda, sobre lavado y desvío de dinero por más de 150 millones de dólares por transferencia de 22 países a Suiza y después a la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), los tripulantes del barco de Gerardo Sosa han tenido muchas reacciones, que van desde afirmar, no sin razón, el fin del imperio del exrector, hasta la forma cobarde y ruin en que huyen quienes antes daban la vida por su jefe, generalmente por todos los beneficios recibidos y que, viendo en peligro la embarcación, brincan y saltan a tierra firme para salvar el pellejo. Da la impresión de que temen algo fuerte por lo que saben, porque en estos momentos difíciles duele más el cuero que la camisa y porque todo mundo sabe que cuando se hunde un barco son las ratas las que primero saltan para salvarse.

De los primeros en brincar del barco se debe contar al rector Adolfo Pontigo, que en una entrevista con Carlos Loret de Mola, con su actitud de siempre, dijo que a quien le deben preguntar en asuntos financieros es al presidente del patronato, que por ley maneja los recursos de la casa de estudios. Y en ese salto que no dio sin huarache, parece que buscó sacar ganancia y en una posibilidad de ambición de poder, a lo mejor pensando que si cae el patrón, el bastón de mando del Grupo Universidad debe ser para él; dijo que su responsabilidad es académica y HA LOGRADO CON “SU” TRABAJO posicionar a la UAEH como la quinta mejor universidad del país y entre las mejores 1200 del mundo.

Que quede claro, pues: Pontigo dijo que no tiene nada que ver con el manejo de dinero, que esa es responsabilidad de Gerardo Sosa y que gracias a su trabajo académico la Universidad es de las mejores del mundo.

Con las manos “limpias” porque él no sabe de dinero y con los logros que dice tener, se puede decir: “Muerto el rey Sosa, viva el rey Pontigo”.

El salto es perfecto, de dieces en la calificación.

Morena ya se lavó las manos en voz de su secretario de Formación Política, Carlos Mendoza, diciendo que si la UAEH tiene algo que subsanar, que lo haga, que el partido no tiene nada que ver en el asunto porque en las candidaturas se apoyaron perfiles de la casa de estudios que ya como legisladores no tienen vínculos con la Universidad y que no recibieron dinero de Gerardo Sosa para sus campañas, que hicieron con mucha saliva, no con dinero.

Al parecer nadie le creyó, pues sin Sosa, Morena no hubiera caminado ni caminaría. Por lo pronto, brincaron del barco.

Los diputados morenos de nuestro estado también saltaron, empezando por Ricardo Baptista, quien dijo que en tanto no se sepa a quién se señala, no puede opinar. O sea, nada en defensa de la honestidad de su jefe, a quien parece le aplicó la de San Pedro al desconocerlo. El gallo de la traición está ronco de tanto cantar.

De los demás diputados ni hablar, porque están mudos y se hacen los que no entienden. Lo que puede pasar es que haya culpables y en esta hora de lucha contra la corrupción el reino de Sosa acabe con personajes en la cárcel, o bien, que no pase nada y aparentemente todo siga igual, que se ve difícil.

Una cosa parece clara: Sosa debió ya darse cuenta que la lealtad no es el fuerte de su grupo, menos en sus capitanes más favorecidos, pues por si las dudas ya brincaron de su barco.

Podrán decir lo que quieran, pero cuando vieron las cosas feas corrieron y negaron a su maestro.

Después de la denuncia financiera, el Grupo Universidad no es ni puede ser el mismo… si subsiste. Bien dicen: “Cría cuervos y te sacarán los ojos”.