Ser y Devenir 123

Terminé mi exposición y todos en la clase se me quedaron viendo como si estuviera loco, no por el análisis filosófico de lo expuesto sino porque, según me dijeron después, me quedé en estado catatónico.

Lo más hermoso del castillo Humboldt era su fascinante biblioteca, tan remota como la misma colonización y tan majestuosa como su bóveda tocando el sol. Su maravillosa luz desciende iluminando a los místicos rebeldes. Nosotros. Por eso estamos aquí, para cambiar la realidad.

Estoy leyendo a Nietzsche para mi tarea de Historia con el maestro Williams, cambio de página y una gota roja cae sobre la página 58 de Así habló Zaratustra, me toco la nariz vendada por mi nariz rota y cae una segunda gota. Cierro el libro, me limpio la sangre con el pañuelo del uniforme y comienzo a hacer anotaciones:

El superhombre es un concepto malinterpretado por los nazis, quienes lo caracterizaron metafísicamente, es decir, como su Idea platónica de la raza aria. Por ello nunca se dieron cuenta que, lejos de ser unos superhombres, eran irónicamente unos auténticos borregos. El rebaño que nunca cuestionaba a su pastor Adolf Hitler.

Inocencia idealista en el desarrollo de su autoconciencia y, por tanto, en las conclusiones de su autoconocimiento (Volkgeist). Cierta vanidad cultural generada en la competencia por el dominio de Europa, el trauma rencoroso de la Gran Guerra y la ingenua arrogancia racial fue lo que, en su conjunto, hundió al pueblo alemán en la manipulación del caudillo de origen austriaco. No obstante, aquello que les decía su Führer era lo que ellos querían escuchar y, efectivamente, por eso lo amaban y amaban sus palabras, porque también eran sus palabras aunque convenientemente guardadas, e.g., el antisemitismo como voz popular pero atenuada por no ser, antes de Hitler, políticamente correcta. Entonces aceptaron todo de él y, tristemente para ellos mismos, el precio fue que los alemanes dejaron de pensar como individuos y se convirtieron en una simple masa, satisfecha de palabras, subordinada a un demente.

Luego vinieron los hechos que, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, nadie quería hacerse responsable:

—“Yo sólo seguía órdenes” —era la única respuesta que, después de haber sido cómplices del régimen nazi, daban todos los alemanes para justificar su participación en dichos hechos.

Entonces vino el estado catatónico.

 

Continúa 124

Por: Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".






EL INDIO FILÓSOFO - Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".