Los resabios de la despolitización en Hidalgo y en el país aún siguen cobrando estragos en el juego y amparo de los intereses políticos, al grado que aún no se han alcanzado los niveles de politización necesarios en la ciudadanía para crear los contrapesos idóneos a la clase política que controla el poder público y, con ello, garantizar gobiernos ciudadanos.