Redacción
El ex presidente Vicente Fox Quezada ocultó una suma de 27 millones de pesos durante su declaración como presidente, por lo que la Procuraduría General de la República mantiene una investigación abierta. Así lo refiere el libro “Fox. Negocios a la sombra del poder”, escrito por Raúl Olmos en colaboración con Valeria Durán, retomado por una nota publicada en el portal Aristegui Noticias.
Según la publicación, se descubrió que una cuenta que manejaba Martha Sahagún y un hijo recibió depósitos millonarios de un contratista del Gobierno y de esa misma cuenta salió dinero para financiar a una constructora beneficiada por el IPAB con el remate de inmuebles a muy bajos precios.
Luego de 9 meses de haber dejado su cargo de presidente, Fox recibió como obsequio empresa transportista, para después recibir gratuitamente acciones de una compañía petrolera. Además, el ex presidente ha recibido donativos de compañías fantasmas y personajes ligados a Oceanografía, mediante el museo construido en su honor.
Por tal motivo, la PGR aún investiga al ex mandatario por posibles delitos cometidos durante su administración.
El libro es resultado de una investigación periodística, mediante la cual se reveló que la PGR integró a su investigación un expediente turnado por la Secretaría de la Función Pública (SFP) en el que se refiere el hallazgo de depósitos por más de 27 millones de pesos en distintas cuentas bancarias, los cuales no fueron declarados por el entonces presidente.
De esa cantidad, prácticamente todo el monto fue depositado a cinco cuentas que manejaba Martha Sahagún. “La SFP descubrió que 9 millones 911 mil pesos provenían del grupo Estrella Blanca, contratista del Gobierno en el que su hijo Fernando Bribiesca Sahagún –actual funcionario del Gobierno de Enrique Peña Nieto– fungía como accionista”.
Además, el libro también refiere distintos negocios en los que se vieron implicados Martha Sahagún y sus hijo Manuel y Fernando Bribiesca, con empresas como Construcciones Prácticas SA de CV, beneficiada con el remate de inmuebles a precio ridículos, o como el caso de Estrella Blanca, donde el segundo de ellos se integró como socio con una flotilla de autobuses.
