Alan García, víctima mortal de Odebrecht

La inmobiliaria brasileña Odebrecht corrompió a diversos políticos en América Latina, escándalo que estalló hace unos meses; aún hoy las pesquisas en diferentes países causan estupor entre la población por la magnitud del peculado. El cochinero también ensució a políticos mexicanos, pero aquí ya sabemos la historia: la impunidad se hizo presente y se le echó tierrita al asunto.

 

Algo es algo

En su momento, el poeta uruguayo Mario Benedetti sentenció: “El suicidio de un criminal no lo redime ante la sociedad, pero algo es algo”. Acusado de corrupción por el caso Odebrecht, el expresidente de Perú, Alan García, se pegó un tiro y de esta manera se suma a los casos en que la vergüenza e impugnación de la culpa terminan en muerte.

 

Corrupción, epidemia de la política

La corrupción que destila mierda, más allá del caso Odebrecht, nos sigue aleccionando que, mientras no encontremos un sistema o protocolo que impida que los servidores públicos caigan en actos de peculado, muchos de ellos lo harán, porque la moral del servidor público suele ser laxa, pocas veces vemos actos de probidad en la esfera pública.

¿Cómo impedir la corrupción en cualquier nivel? Puta madre, tendríamos que inventar un panóptico electrónico conectado al cerebro de todo el mundo para que cuando alguien tan sólo pensara en cometer un acto ilícito, el sistema le diera un shock eléctrico y generara una alerta cibernética informando sobre que tal o cual pendejo intentaba corromperse.

El pedo de este sistema es que se podría ocupar para cualquier cosa, y no les extrañe que se corrompiera, por lo que la vuelta a la realidad nos dice que hagamos lo que hagamos, invariablemente en algún momento alguien cometerá un acto de corrupción.

 

¿Cómo contener la corrupción?

¿Entonces, como contener la corrupción? Con la censura social y moral del acto desde la familia y refuerzos educativos, con una sociedad que aprenda que la honestidad es un camino que gratifica socialmente y que la corrupción castiga socialmente porque genera vulnerar al prójimo; hacer de lo puro algo impuro y que la conciencia sea construida en la probidad, esto es posible y realizable.

Alan García podrá ser o no culpable, pero el hecho de que se haya suicidado no lo absuelve ni lo culpa; la justicia de Perú debe seguir investigando y probando lo que pasó.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.