Desde las secuencias iniciales de Animales nocturnos, segundo largometraje del dramaturgo Tom Ford, nos percatamos de que estamos ante un filme impactante y crudo que no hará ninguna concesión.
La cinta narra la historia de Susan Morrow (Amy Adams), una ambiciosa galerista que atraviesa una crisis en su matrimonio con el empresario infiel Hutton (Arnie Hammer). Tras dos décadas de no saber nada de su primer esposo, Edward (Jake Gyllenhall), recibe una novela titulada Animales nocturnos, que le ha dedicado.
Ella queda atrapada por el violento y cruel relato de un hombre (el propio Edward), quien busca venganza por el asesinato de su esposa (Isla Fisher) y su hija (Elie Bamber) a manos del psicópata Ray Marcus (Aaron Taylor) y sus secuaces, con la ayuda del tenaz detective Bobby Andes (Michael Shannon), pese a su enfisema pulmonar.
La historia de la investigación se verá mezclada con la historia del fallido matrimonio de Susan, que recordará con remordimiento su crueldad, vaticinada por su propia madre, Anne Sutton (Laura Linney), que le advierte que todas acaban pareciéndose a sus propias madres.
El mayor mérito de Ford es que mantiene al espectador al filo de la butaca en ambas historias, apoyado por un espléndido reparto que ofrece actuaciones memorables.
Nocturnal animals es el mejor estreno de la semana, pero como se trata de un filme crudo y sin concesiones, no será del agrado de todo el mundo, aunque los cinéfilos quedarán complacidos.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
