¿Autonomía universitaria?

Cada 3 de octubre, la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo celebra el Día de la Autonomía. Esta conmemoración ensalsa los valores universitarios y festeja las capacidades de la institución para la toma de decisiones y la gestión de sus propios recursos.

Sin embargo, se sabe que la autonomía de la UAEH es una pantomima. Es decir, la universidad es absolutamente dependiente de su líder y las decisiones políticas que toma al respecto de los partidos en el poder. La autonomía como discurso es una excelente herramienta para legitimar el plan de trabajo de la institución, para aprobar los indicadores que se le imponen a nivel internacional, para mostrar al mundo una institución que, a puerta cerrada, es una cosa completamente distinta.

¿De quién es autónoma la UAEH? ¿Del sistema político local? ¿De pertenecer a un partido? ¿De los recursos públicos? ¿De su líder ideológico? No. La autonomía de la UAEH no sucede en ninguno de esos espacios, se defiende y genera en las aulas, en donde, con la falta de recursos, algunos maestros dan la batalla por generar pensamiento crítico e incentivar a los estudiantes, la única autonomía que queda en la UAEH es la libertad de cátedra, cuando es posible, además.

No se puede celebrar a una institución que funciona bajo el yugo del viejo cacicazgo, que se “reinventa” solo para seguir beneficiando a las pocas personas y familias que están en la administración de la universidad desde hace décadas; no es posible creer en las libertades de una organización que defiende lo indefendible y miente al hablar de una autonomía que apenas existe en el discurso.


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