Central de Abastos de Pachuca, una bomba de tiempo

La Central de Abastos de Pachuca se ha convertido en un polvorín esperando que se encienda la mecha en cualquier momento.

Históricamente, la Central de Abastos de Pachuca se ha visto envuelta en señalamientos ligados a corrupción y malos manejos, donde hay un flujo económico considerablemente alto todos los días, pero también episodios poco claros en el manejo de la administración de recursos y espacios establecidos para el comercio.

De acuerdo con información obtenida por este espacio informativo, los locatarios lo único que buscan es que las autoridades municipales o estatales se involucren en la operación diaria de este espacio, que volteen a ver la manera en que se llevan a cabo las prácticas cotidianas y tomar decisiones que además de incluir a todo el gremio de comerciantes, sean para beneficio colectivo tanto de locatarios como de consumidores.

Es evidente que cuando una acción se repite por muchos años de la misma manera, se vuelve un círculo vicioso del dominio de unos cuantos y por consecuencia para beneficio también de unos cuantos. Hay comerciantes que claman un cambio en la operación y distribución, porque el sistema y su funcionamiento ya está muy viciado y lleno de malas prácticas que ponen en riesgo la estabilidad de este emblemático lugar.

Entre otras cosas, piden establecer una señalética que sea respetada para la movilidad al interior del inmueble, que se delimiten los espacios de estacionamiento, que haya baños dignos, que se regulen las cuotas para comerciantes, que se lleve un control adecuado de los ingresos, es decir que haya claridad en cuanto a los recursos económicos.

La desesperación se ha apoderado de los comerciantes, al punto de que ya ha habido insultos y hasta golpes entre el gremio, lo que no sólo ahuyenta a los compradores, sino ha dejado una estela de tensión entre los comerciantes que visualizan la Central de Abastos como una olla de presión que tarde o temprano explotará si no intervienen las autoridades.

Aún se está a tiempo de dialogar, de cabildear y de ponerse de acuerdo entre autoridades e implicados. Se anhela una agenda de planeación estratégica para tomar decisiones asertivas que permitan poner orden y acabe con el cochambre histórico que se ha acumulado a lo largo de décadas.

Hablar de un culpable es poner aún más tenso el panorama. Si se debe empezar desde cero, es preferible; si se debe construir desde los cimientos, es mejor, antes de que colapse y estalle un conflicto que pondría en jaque a las autoridades y principalmente a los consumidores.

Hay muchas cosas en juego con la intervención de las personas representantes del gobierno, pero se puede sacar mejor raja ser mediador que ser omiso, es un momento importante para tomar decisiones y para poner atención en un espacio trascendental que se ha convertido en un polvorín esperando que se encienda la mecha en cualquier momento.


ARCHIVADO EN:
,