Defiendo mi heterosexualidad

¡Puta madre!, lo peor que le puede pasar a una sociedad es que, llamándose inteligente, se vuelva pendeja. Aunque, si he de ser pitonisa, lo que sobra en la posmodernidad son sociedades pendejas, donde pendejos y pendejas hacen nata, parecen moscas con alas de vampiro predispuestas a cagarla bajo el disfraz de la inteligencia y la racionalidad extrema, inclusive se hacen llamar tolerantes, diversos, arquetipos de bondad y generosidad.

 

Vive y deja vivir

Estoy a favor de vivir y dejar vivir, que el espacio común es común y el privado, privado se quede. Las mil luchas reivindicatorias, como la de las preferencias sexuales, la equidad de género y raza, el valor del hábitat y el fin de la explotación del hombre por el hombre son más que vitales para hacer del piso una condición pareja en la diversidad y presta a brindar oportunidades para todos; sin embargo, en la pendejería de lo absurdo, ahora los heterosexuales hemos sido relegados por los discursos de la palestra política, académica y científica, sin dejar de lado lo social, pues parece obvio que no merecemos respeto porque siempre lo hemos detentado, argumento frívolo y mamón que no tiene razón; por el contrario, ahora lo chingón y que gana respeto es ser LGTB, sociedad homoparental, feminista, ecologista, madre soltera y divorciada, migrante, etcétera.

 

¿Eres heterosexual?, no importas

En ninguno de los casos citados señalo que no deban protegerse los derechos, pero ahora los heterosexuales que no entramos en las categorías anteriores valemos madre, se da por sentado que lo tenemos todo y que la ley ya nos dio suficientes prerrogativas o capítulos para defender nuestros derechos. Pero a la verga, la neta es que ya se cruzó la línea del equilibrio jurídico y ahora los heterosexuales contamos menos que un pedo en un huracán.

 

La tiranía de la mayoría

¿A qué se debe este esta conducta de obviar la heterosexualidad? Al efecto mayoría; es decir, como la “aparente constante” es la heterosexualidad, no merecemos refrendarnos dentro de la diversidad, porque hemos ejercido la tiranía de la mayoría, conclusión falsa y absurda que hoy nos pone entre la espada y la pared, y que empuja al sistema jurídico a ponderar mucho más a minorías que a mayorías.

El equilibrio de lo jurídico estriba en apreciar igual lo que es igual y diferente lo que es distinto, hacer de cada caso una situación particular, porque así lo es; de lo contrario, el peso de la tiranía de la minoría nos seguirá devolviendo los tragos amargos de la indolencia y la injusticia a la mayoría heterosexual.

Consultoría Política y contacto público: [email protected]

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.