Diputados hidalguenses, una vergüenza

En algún momento de la historia política hidalguense los diputados locales pertenecieron a un alto nivel, dando sentido a su trabajo a través de debates sobre puntos medulares, iniciativas, exhortos, etcétera. No era casualidad que de sus filas emanaran gobernadores, secretarios o diputados federales, pues tradicionalmente los legisladores locales desarrollaban sus carreras a partir del momento en que recibían tan codiciado nombramiento; sin duda, el solo hecho de ser suplentes representaba una buena posibilidad.
Con el paso del tiempo, el perfil político de los diputados locales fue desapareciendo, se fueron nombrando personajes sin trascendencia, los partidos tomaron las cuotas para jóvenes y equidad de género hasta desvirtuar totalmente la idea.
Cabe resaltar que las peores Legislaturas fueron marcadas por el gobierno de José Francisco Olvera Ruiz, que utilizó la cuota joven para favorecer a personajes como Javier Amador de la Fuente, quien fue representante del distrito local de Jacala de Ledezma. (Entre lo mucho que se puede decir de este perfil, resalta la violencia en que incurrió contra su cónyuge.)
Parece que el distintivo del grupo olverista era precisamente la violencia, o bien, el premio político a ciertos favores, pues entre más cercanos al exmandatario, mayor tendencia a estos males. Basta recordar al exdirigente del CDE del PRI Hidalgo, Ricardo Crespo, el “doctor”- aunque nadie ha visto ese título- incurrió en hechos similares.
El grupo olverista, en congruencia con su falta de sensibilidad al tema de equidad de género, pareció entenderlo como espacios para sus amigas, y fue en la LXII Legislatura cuando abarrotó el Congreso con estos perfiles: Carolina Ruiz, Yesenia Valdés o Erika Trujillo, teniendo como antecedente la LXI legislatura con Emilse Miranda, Leticia Chapa y Liliana Oropeza. Actualmente, entre los perfiles femeninos aparecen Norma Andrade, Erika Saab, Araceli Velázquez, Ana Bertha Díaz y Simey Olvera; todas y cada una por alguna cuota de pago a actores políticos del partido que representan y con pésimo desempeño en el Pleno. Como muestra de esta Legislatura está el hecho de que Araceli Velázquez se ha dado a la tarea de regular el consumo de sal en botanas y micheladas.
En cuanto a la cuota de compadres y amigos varones no se quedan lejanos a los perfiles femeninos: vimos desfilar hasta a Onésimo Serrano, quien muy seguramente tendrá gran historial en el recinto y quien en algún momento se dijo gente de Francisco Olvera.
Abundan diputados que no realizaron ningún trabajo, dejando tras de sí centenares de quejas entre sus representados por no cumplir promesas, falta de trabajo o prepotencia, además de ser claramente repudiados en los distritos de los que son parte.
Así llegamos a la presente Legislatura que sin duda es la peor de todas: diputados con déficit de atención, sin propuestas ni conocimiento de algún tema medianamente importante para la sociedad hidalguense; diputados para los que no es importante asistir o permanecer en las sesiones y que mucho menos podrían generar debates congruentes o alguna ilación de ideas.
Vemos cómo transcurren las sesiones con Ernesto Vázquez, Norma Andrade y Canek Vázquez, quienes se la viven entre risas y quejas, y a duras penas logran contestar alguna ponencia de sus homólogos. Son la terna de aspirantes a candidaturas federales que pasan más tiempo buscando deteriorar la imagen de quien sienten su competencia.
Los diputados panalistas son una verdadera vergüenza: no tienen capacidad para posicionarse sobre temas actuales, parecen desfasados en el Pleno con una serie de consideraciones que en nada abonan o representan a los hidalguenses, pero mucho menos al gremio que supuestamente abanderan.
En tanto, los panistas se tomaron un año de la Legislatura para poder colocarse como oposición con propuestas y exhortos que reflejan las necesidades de los hidalguenses. Cabe resaltar que esto sucedió con el relevo de cuadros: Santiago Hernández y Humberto Cortés, porque sus cuadros de siempre –Gloria Romero y Luis Baños- tampoco dieron el ancho y podrían integrarse con los panalistas.
La izquierda, con tantos representantes en esta Legislatura, permanece callada sin opinión que valga la pena, apenas se escucha la voz de Miguel de la Fuente cuando lo mandan a dar algún recado.
Entre los contadísimos legisladores que, parece, cumplen con sus funciones, están Mayka Ortega, Humberto Cortés y Daniel Andrade. No se busca generar un halago a la ligera, pero en seguimiento constante al trabajo legislativo, estos tres personajes están trabajando, y eso en las Legislaturas actuales, es fascinante.
Existe una larga lista de legisladores locales que ni siquiera se presentan o que a duras penas se reconocen sus caras o trabajo, por lo que son necesarias y urgentes las sanciones a la falta de trabajo legislativo.