La insubordinación de Marcelo Ebrard tras ser marginado de la carrera presidencial por parte de Morena creó una tensa calma entre su equipo de campaña y en la estructura de operación política que desplegó por más de un año en el territorio nacional, la cual quedó desarticulada y se ha ido fisurando por la defección de promotores que han migrado hacia la campaña de Claudia Sheinbaum, desbandada lógica por el peso de la cohesión política al interior de ese partido.
La ruptura entre Ebrard y López Obrador manifiesta que no pueden existir parcelas políticas de poder, que un partido no puede estar constreñido a decisiones de cúpula y que Morena es más que un partido político, es un movimiento que tiene una expresión partidista, pero no lo contrario.
Sin despeinarse, López Obrador llamó a la concordia y disciplina al excanciller, pero no logró tender un puente político que pudiera calmar las aguas del momento, lo que provocó una reacción virulenta de Ebrard, quien durante una entrevista con Carmen Aristegui dejó claro que con o sin Morena iría en busca de la candidatura presidencial; sin embargo, salpicó a la alianza opositora señalando que con ellos ni agua, es decir, no traicionaría la congruencia de sus ideas, por lo que dejó abierto el coqueteo con Movimiento Ciudadano o la posibilidad compleja de ir con una candidatura independiente.
La trayectoria de Ebrard lo avala en una lucha social que continuó desde diferentes encargos públicos, sin que ello sirviera para que tuviera memoria histórica y comprendiera que el partido y los cargos no deben ser manejados como feudos de poder, sobre todo cuando lo que se pretende es servir a la ciudadanía y no poner los apetitos personales por delante.
Ebrard quedará para el olvido con su incongruencia política y lo que es peor, proscrito de manera tácita en Morena, al grado que poco o nada se asoma en el futuro político del excanciller, que seguramente con la cola entre las patas habrá de aceptar algún puesto político teniendo que disciplinarse, panorama aterrador por las consecuencias políticas de haber irrespetado el proceso interno donde Claudia Sheinbaum resultó victoriosa de manera aplastante en las encuestas, pero mucho más importante, en la correlación de fuerzas del movimiento político que apuesta por la continuidad del proyecto de López Obrador.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
