Sería inocente pensar que la intención del Ejecutivo estatal no es blindarse de los posibles ataques morenistas de la siguiente legislatura, porque es algo necesario y urgente poder contar con las herramientas jurídicas que le permitan seguir gobernando en favor de los hidalguenses.
Una de las quejas de la oposición en la entidad es que califican de ilegítimas las reformas que permiten al Ejecutivo tener cierto control y decisión sobre el ejercicio del presupuesto, que de otra forma podría ser utilizado para intereses personales y prebendas de dichas expresiones políticas.
La oposición busca evitar que se lleve a cabo la sesión del Congreso de la misma forma que evita el diálogo con el Gobernador, porque argumentan que a ellos la gente los eligió, pero olvidan que el Ejecutivo fue nombrado de igual forma con altos estándares de aprobación que aún mantiene.
A ellos ya les llegará su momento, que casualmente quieren adelantar justo un día después de que regresaron a clases los estudiantes universitarios, pero no sólo eso, en este momento buscan ser golpeados o agredidos por los elementos de seguridad para que puedan proyectarse como mártires de un gobierno represor que les gane una visión santificadora de Andrés Manuel López Obrador.
Olvidan que el Poder Legislativo puede sesionar en cualquier lugar y que -como en su momento lo hizo Benito Juárez- podría manejar oficinas itinerantes, por lo que la competencia que pretenden desatar resulta poco redituable.
