El mito político de la paridad de género

Un reverendo mito de la evolución de las estructuras políticas es la paridad de género, poco menos que un vómito del alma o yogurt de pus.

La conformación de los Congresos federal y local, que hoy son muy cercanos en número de hombres y mujeres como representantes populares y, que podría pensarse que han dado un gran salto en la paridad, se trata sólo de cifras, porque la toma de decisiones sigue estando en los hombres, las mujeres sólo son comparsa en la mayor parte de los casos.

En términos reales, son pocos los países que han logrado generar paridad de género como estructura de comportamiento social, y en México es sólo un puto discurso que suena bien como retórica, pero que encubre un gatopardismo que no se fractura pese a que la publicidad política exprese lo contrario.

Lo cabrón del caso es que seguimos viendo a los políticos hombres, salvo raras excepciones, que hacen enormes peroratas donde hablan de la paridad de género, de los derechos de la mujer, inclusive de esa igualdad anhelada entre hombres y mujeres, pero son palabras vacías, estupideces sórdidas, porque en los hechos todo es a la inversa.

La neta de las netas es que mientras las estructuras sociales y sus formas conductuales no sean encausadas para generar una visión de seres humanos más allá del género, la batalla estará perdida para la sociedad, porque las soluciones, legales o no, que se han emprendido en México son ampliamente cosméticas: maquillan o intentan maquillar una realidad que sigue siendo maniquea y cuyas raíces son costumbristas, religiosas,  culturales, económicas, políticas y sociales.

Lo que encabrona es que la política es tan cosmética en esta materia de la paridad de género como forma de entender la realidad, que genera cavernas y mitos donde una buena parte de las mujeres se creen la narrativa pero en los hechos es poco menos que una quimera.

Lo digo claro: si pensamos a los seres humanos trascenderemos a la disputa de género, pero esto implica crear estructuras que desarrollen prácticas proclives al valor de la humanidad, lo contrario es monserga y mito político que esconde intereses de todos tipos entre dominadores y dominados.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.






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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.