En 1964, la casa Disney se anotó uno de sus mayores éxitos con Mary Poppins de Robert Stevenson, que consiguió varios oscares, incluyendo el de mejor canción.
Hace poco tiempo en El sueño de Disney de John Lee Hancock se explicaban las vicisitudes que tuvo que pasar Walt para convencer a la autora para filmar la película.
Con tales antecedentes sólo era cuestión de tiempo para que se gestara un nuevo regreso de la nana mágica, como ocurre con El regreso de Mary Poppins de Rob Marshall, el prestigiado realizador de musicales como Chicago.
Sin embargo, se antoja una secuela gratuita pensando solamente en la taquilla.
El guión de David McGee brilla por su falta de originalidad y repite la receta de la original.
Los niños de la cinta original, Michael (Ben Whishaw) y Jane (Emily Mortimer) han crecido y el viudo está a punto de perder la casa paterna, ante el voraz banquero Wilkins (Colin Firth), quien se aprovecha de la crisis para embargar propiedades.
Es entonces cuando reaparece Mary Poppins (Emily Blunt) para ayudar a resolver todos los problemas.
El filme parece ser una calca del original con canciones, números bailables y animaciones.
Pero existe un grave problema, aunque más bella que Julie Andrews, Emily Blunt no tiene la voz ni el carisma, además de que las canciones no están a la altura de las de los hermanos Sherman.
Se rinde homenaje a Dick Van Dyke con una pequeña aparición.
The return of Mary Poppins resulta pues una larga y decepcionante cinta infantil que hay que evitar, sobretodo en la versión en español. Es mejor que las nuevas generaciones conozcan la versión original.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
