La comprensión ontológica 12

¿Qué es el ser?

La unidad esencial en la pluralidad —respondo.

¿Y la diferencia ontológica?

La unidad del ser y la pluralidad de los entes.

 

12.1 Festival Landjuweel, atardecer.

—Toma —me dice Spinoza dándome dos cuadros de LSD.

—Con uno es suficiente.

—El otro es para tu novia.

—Es mi amiga —respondo mientra la busco con la vista y, al descubrirla bailar libre-mente, emito un profundo suspiro de manera in-consciente.

—Te gusta mucho ¿verdad?

—Me gusta su espíritu.

—Ya estás entendiendo mi filosofía.

—¿Y antes no?

—Digamos que, como dices del peyote, aún no se iluminaba tu ser.

Y, ciertamente, dicha iluminación se debía en lo inteligible a la comprensión ontológica de su filosofía.

—Alma y cuerpo no están separados —me recuerda—, ambas simplemente expresan la instancia espiritual y material de lo mismo: la única realidad.

Me quedo pensando en sus palabras. ¿La única realidad? Cavilo en las diversas implicaciones mientras vuelvo a observarla, bailando con su ligero vestido color beige sin dejar de sonreírle al universo. Ella siente mi mirada, me sonríe y, alzando su mano, me invita para que la alcance en el baile.

Tengo una breve remembranza del momento en que nos conocimos.

La música se aviva ascendiendo rítmicamente, ella comienza a brincar dentro de un oleaje de danza multicolor y su cósmica energía me devuelve la vida.

—Te veo al rato —le aviso a Spinoza tras tomarme un cuadro y, corriendo feliz, me voy a bailar con ella.

 

12.2 Todos los días voy a desayunar a Molenwiek, un restaurant de comida local, antes de reunirme con Máxima en las oficinas de la asociación filosófica de Ámsterdam. El tema de trabajo es la concepción de Dios entre Spinoza y la caracterización que hice del peyote en un texto que, aún re-leyéndolo, sigo sin recordar-lo en su proceso de escritura, no obstante, reconozco mi forma literaria, concurrentes planteamientos y, además de mi particular ritmo de triada, un estilo narrativo que persuade constantemente la evocación misteriosa del subtexto.

¿Lo indecible?

Ello depende del significado de ‘decir’ en cuestión.

Algo así.

 

12.3 El baile de música electrónica continúa fervorosamente, voy a la barra por dos cervezas y, a pesar de la euforia general, encuentro a Spinoza muy deprimido.

No quiero ser miembro de ninguna comunidad irracional, me dice. Toda comunidad es irracional, le digo. No quiero ser judío, me dice. También el cristianismo es irracional, no se diga el islam. Mis antagonistas son los sacerdotes de todas las religiones. Eso es lo que más me late de tu filosofía. La razón debe ser el principal instrumento para conocer a Dios. Te refieres a la Naturaleza ¿no es así? Así es. Chido. Ya no me importa si me quedo solo. A mí tampoco. Todas las religiones han malinterpretado a Dios. Lo conciben como si fuera una persona. Como si tuviese algunos de nuestros atributos. Supuestamente a nuestra imagen y semejanza. No tiene nada qué ver con nosotros en dicho sentido. La religión no tiene pruebas de lo que afirma. Al menos no el mismo significado de ‘prueba’ que utiliza la ciencia. La religión se opone al conocimiento y, sin embargo, sólo a través de éste podemos conocer a Dios.

¿Eres feliz, Baruch? No. ¿Por qué? Una parte de mí, la sensible, lo sería si me hubiese casado con mi novia de juventud. ¿Y así serías feliz? Tampoco, porque entonces mi parte inteligible sufriría el abandono de mi dedicación filosófica. Irónico ¿Qué es irónico? Que tu perspectiva sea monista.

Silencio.

¿Y tú? ¿Yo qué? ¿Eres feliz?

—contesto luego de una pausa en que pienso en mi razón para filosofar.

 

Continúa 13

Por: Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".






EL INDIO FILÓSOFO - Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".