Lengua larga, cola corta

Lo que verdaderamente resulta irónico es que Carolina Viggiano exija en este gobierno de alternancia lo que no exigió durante los gobiernos priistas que hubo durante nueve décadas.

En las redes sociales de la secretaria general del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Carolina Viggiano Austria, se leyó una misiva dirigida al gobernador de Hidalgo, Julio Menchaca, donde primero reconoció que su municipio natal, Tepehuacán de Guerrero, lleva años en el abandono y se quejó amargamente de la administración estatal pasada y de la actual a nivel federal, comandada por Andrés Manuel López Obrador, debido a la falta de apoyos.

La política hidalguense justificó que la carretera que llega a Tepehuacán fue posible porque ella hizo la gestión cuando formaba parte del gabinete del exgobernador Manuel Ángel Núñez Soto como secretaria de Desarrollo Social, junto con Xóchitl Gálvez cuando era directora y fundadora del Fondo de Apoyo a los Pueblos Indígenas.

Viggiano puntualizó que como diputada local y federal llevó distintos apoyos a su tierra natal, sin especificar cuáles; sin embargo, resulta irónico que con frecuencia las comunidades de la Sierra se quedan sin luz por el mal servicio.

En dicha carta enlistó una serie de peticiones, como dotar de agua potable a seis comunidades, facilitar los servicios de cuatro médicos y modernizar las carreteras… y no perdió la oportunidad de reclamar, a través de una “invitación”, que el discurso del gobernador no sea de división y se privilegie el trabajo en equipo.

Es evidente que históricamente Tepehuacán ha estado en el abandono, pero lo que verdaderamente resulta irónico es que Carolina Viggiano exija en este gobierno de alternancia lo que no exigió durante los gobiernos priistas que hubo durante nueve décadas; lo irónico es que reconozca el abandono, pero ese abandono del que ella habla ha sido histórico, por lo tanto resulta incongruente su petición cuando ha estado en la cúpula del poder por muchos años y hasta ahora se le ocurre hacer alusión a las carencias de su pueblo. Es más, actualmente gobierna su hermano José Juan Viggiano Austria, impuesto desde la oficina de Insurgentes Norte.

Valdría la pena recordarle a la política que por muchos años ella estuvo en Coahuila y jamás mostró empatía por sus paisanos; recordarle que, si fuera una mujer de causas en favor de Hidalgo, hubiera dado cuando menos más pelea en la contienda electoral para definir al gobernador, y sin embargo perdió estrepitosamente dos a uno, lo que significa que sus activos políticos no están en la entidad y únicamente los usa como botín para ocupar posiciones.

Traducido de otra manera, esto confirma su falta de liderazgo en Hidalgo, su falta de coherencia, su falta de oficio político, porque es evidente que los hidalguenses están cansados de políticos rancios acostumbrados a tener poder y servirse de él.

Exigir es fácil, lo difícil es construir, lo difícil es trabajar a pie de tierra y ganarse la simpatía de la gente. Ella sabe de sus limitaciones políticas y abusando del lugar que ocupa en el CEN se sirvió con la cuchara grande al ponerse, ella y sus cercanos, en las listas plurinominales para no tener que pasar la vergüenza de pedir el voto. En esa lista se encuentra su esposo Rubén Moreira, su incondicional Marco Mendoza, quien también es presidente del PRI en Hidalgo, sus amigas Jenny Márquez, Montserrat Hernández y hasta su hijo Juan Pablo Beltrán.

Lo que valdría la pena es que Carolina Viggiano pudiera dar la cara para explicar por qué se sirve así del poder y de su posición, y lo seguirá haciendo cuando menos un año más bajo el amparo de Alejandro Moreno.

 

Diputada Viggiano, usted lo ha dicho muchas veces en sus discursos: para tener la lengua larga, hay que tener la cola corta.


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