Llega el nuevo gobierno

Estamos justo a  dos semanas de que en México se inaugure un nuevo gobierno federal con Andrés Manuel López Obrado, quien llegará a la Presidencia de la República después de dos intentos fallidos hace 6 y 12 años cuando le ganaron Enrique Peña y Felipe Calderón, respectivamente.

El triunfo arrollador de AMLO con más de 30 millones de votos, le ha permitido convertirse en un presidente electo que ha manejado a su gusto la agenda política en nuestro país. EPN ha sido prudente y sus apariciones públicas y declaraciones son cada vez más esporádicas.

Este ambiente  que en México no lo vivimos ni cuando por primera vez el PRI perdió la presidencia en 2000 con Vicente Fox, tiene a muchos animados y no a pocos con una gran preocupación sobre qué es lo que va a pasar en los próximos seis años. Después de anuncios en temas como el nuevo aeropuerto, cuya decisión él mismo  había anticipado en múltiples ocasiones pero que para disimular la envolvió en una encuesta que pocos creímos, la expectación ha crecido.

En un país con más de 125 millones de habitantes por supuesto que no todos aplaudimos las decisiones de López Obrador. Sin duda, la gran mayoría de los que votaron por él están de acuerdo en todo; sin embargo, a otros, algunos de estos anuncios nos preocupan. Está claro que debemos dejar atrás la cuestión partidista. Ojalá que él y su gente así lo entiendan. En quince días deberán gobernar para todos sin importar si votaron  o no por Morena.

Y cuando hablamos de los que estamos o no de acuerdo con lo que viene, tenemos claro que hay quienes aprobamos plenamente  -por ejemplo- la propuesta del Legislativo de obligar a los bancos a reducir sus comisiones, pero entendemos que los dueños de estas instituciones no lo estarán porque ello les va a representar miles de millones de pesos menos en sus ingresos, pero por el otro lado va a beneficiar a millones de cuentahabientes sometidos a tan altos pagos.

En cuanto al citado tema del aeropuerto en Texcoco, siempre hemos creído que la decisión no está en manos de quien nada o muy poco sabemos de la materia. Son los expertos quienes deben tomar la decisión y los políticos acatarla por el bien de todos. AMLO utilizó otro mecanismo y si ya no hay marcha atrás, no nos queda más que desear que todo salga bien.

Otros asuntos también ha dividido opiniones. La muy dura crítica de su esposa Beatriz Gutiérrez contra la revista Proceso, que en su anterior edición dijo que Obrador se aísla y le ronda el fantasma del fracaso. Ese texto en portada bastó para que la próxima primera dama arremetiera contra este semanario prestigiado cuya línea editorial desde su fundación siempre ha sido contra el gobierno en turno, sea priista o panista.

Lo curioso del caso es que desde tiempo atrás Proceso  ha sido un aliado del Peje en su trayectoria política; como dato accesorio tengamos presente que  el próximo consejero jurídico de la Presidencia de la República será Julio Scherer, hijo del fundador de la revista –ya fallecido- y que fue uno de los periodistas más prestigiados del México contemporáneo, durante toda su vida fue acérrimo crítico del sistema.

Naturalmente a la crítica despiadada de la primera dama se suma la de miles de seguidores de AMLO, los mismos que siempre tuvieron a Proceso como de los pocos o el único medio de comunicación en México digno de ser leído y alabado. ¿Y la  tan anunciada tolerancia a la crítica? Parece que se terminó apenas a la primera sacudida de un medio de comunicación “de los de ellos”.

También sorprende  e incomoda saber que el hijo de Andrés Manuel, José Ramón, estuvo recientemente en Madrid hospedado en un lujoso hotel en donde la noche  cuesta alrededor de doce mil pesos. ¿Es ésta la austeridad republicana? Uno de los emblemas favoritos de campaña de López Obrador. Y es que al junior no se le sabe de  un empleo o un negocio que le permita estos lujos; sus tareas más conocidas las ha desempeñado como operador del partido de su padre: Morena y entonces, ¿de dónde para estos lujos?

Y luego otra de las frases favoritas y tal vez el compromiso de mayor peso para ganar la voluntad de los mexicanos: combatir frontalmente  la corrupción; sin embargo, no nos queda muy claro por qué López Obrador ya se comprometió a ocupar en su proyecto del aeropuerto de Santa Lucía a las mismas empresas constructoras de la obra de Texcoco, no obstante a que él  mismo desde tiempo atrás y en varios momentos acusó de corruptas ¡a esas mismas empresas! ¿Entonces?

Sin duda,  bajar los altos costos bancarios en México no será un asunto de solución sencilla. El poder de los dueños del dinero hará hasta lo imposible para que la propuesta de los legisladores morenistas –con el visto bueno por supuesto de AMLO- no se pueda concretar, sin embargo de lograrse dicho plan habrá que reconocer la iniciativa del nuevo gobierno.

Otro tema para el debate del gobierno que viene es el que tiene que ver con su gabinete. A muchos  nos parece –por ejemplo- que Olga Sánchez Cordero no es la mejor opción para Gobernación. Su perfil de  dama jurista, la edad, a querer o no, pueden ser puntos en su contra. Manuel Bartlett para CFE tampoco parece la mejor de las decisiones para llevar a buen puerto la  ofrecida Cuarta Transformación.

A final de cuentas como mexicanos queremos que al gobierno que está por asumir le vaya bien. Que efectivamente se combata con eficiencia la corrupción; que haya una real austeridad en las acciones de nuestros futuros gobernantes, de primer nivel y de todo el escalafón; y que ya no crezca más la espantosa cifra de 200 mil muertes violentas que en México han ocurrido en los últimos años.

Lo anterior sin perder de vista que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador debe dar muestras de verdadera tolerancia a la crítica. Que no sea solamente en el discurso. Que entienda que no todos somos incondicionales seguidores de sus políticas. Que él y mucha gente a quien despectivamente se les ha bautizado como “chairos”,  sean respetuosos de la disidencia.

No todos votamos por él, pero sí todos queremos y nos conviene que le vaya bien al gobierno que llega. Así sea.

Por hoy es todo, nos leemos en la próxima entrega pero… Entre nos.

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Por: José Guadalupe Rodríguez Cruz

*Egresado de la UNAM como licenciado en Derecho y Diplomado por el Instituto de Administración Pública de Querétaro y por la Universidad Iberoamericana en Políticas Públicas. *Regidor Municipal en Tula, Secretario Municipal de Tula, Diputado local en la LVII y LIX Legislaturas en el estado de Hidalgo y Presidente Municipal Constitucional de Tula 2000-2003. *Autor del libro “Desde el Congreso Hidalguense” y coautor del libro “Tula... su Historia” *Director y fundador del periódico bisemanario “Nueva Imagen de Hidalgo”, que desde 1988 se pública en Tula, Hgo.






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ENTRE NOS... - José Guadalupe Rodríguez Cruz

*Egresado de la UNAM como licenciado en Derecho y Diplomado por el Instituto de Administración Pública de Querétaro y por la Universidad Iberoamericana en Políticas Públicas. *Regidor Municipal en Tula, Secretario Municipal de Tula, Diputado local en la LVII y LIX Legislaturas en el estado de Hidalgo y Presidente Municipal Constitucional de Tula 2000-2003. *Autor del libro “Desde el Congreso Hidalguense” y coautor del libro “Tula... su Historia” *Director y fundador del periódico bisemanario “Nueva Imagen de Hidalgo”, que desde 1988 se pública en Tula, Hgo.