Pocas veces se tiene registro de que una campaña municipal podría poner en riesgo la estabilidad y la paz social en un municipio; sin embargo, lo que ha ocurrido durante el fin de semana en San Felipe Orizatlán prende los focos rojos en una demarcación que históricamente ha sido jaloneada por intereses de personajes que, no sólo no abonan a mejorar las condiciones de vida de las personas, sino que, por sus antecedentes, ponen en peligro la integridad de los habitantes.
Se sabe que el jaloneo político ha tensado mucho la situación de San Felipe y es que, después de que Morena decidiera que la candidatura para el ayuntamiento fuera para Marco Andrade, causó malestar en algunos personajes que estaban al acecho de encabezar la candidatura para satisfacer apetitos personales.
De entrada, una vez más se ve involucrado el Grupo Universidad del clan de los Sosa, que con acciones beligerantes pone en jaque la estabilidad social, y es que en este municipio de la Huasteca, decidió abrirle la puerta a la candidatura a Carlos César Pérez Escamilla, quien hasta hace unos meses estuvo alejado de San Felipe Orizatlán presuntamente para encubrir a un familiar directo involucrado en un homicidio.
Meses después, Pérez Escamilla nuevamente apareció en el municipio, aparentemente sin problema legal, pero con una carga moral a sus espaldas que no lo deja en paz para buscar la candidatura por el ayuntamiento, y encuentra en el PT el cobijo que sólo puede otorgar la impunidad y la falta de responsabilidad social.
Por el partido guinda, de acuerdo a las encuestas, Marco Andrade sale muy por encima en la contienda interna y se decide darle la posibilidad de contender por ser el candidato mejor posicionado. Pero es aquí donde hace su aparición un viejo lobo de mar, un hombre con antecedentes de violencia, que se dice no tiene empacho alguno en motivar entre sus familiares el uso de armas exclusivas del ejército. Nos referimos a Manuel Rivera.
Este personaje, abusando de su poder económico y su capacidad intimidatoria, ha logrado construir un grupo de seguidores que, más que empatía, los mueven intereses económicos debido a las circunstancias en las que viven estas personas, por ello buscan en este oscuro personaje una especie de cobijo ante las necesidades más imperantes. Incluso en las redes sociales ha sido denunciado un familiar directo por disparar armas de fuego, por subir videos en los que presume armas y fajos de dinero. Prácticamente haciendo apología criminal.
Durante el fin de semana, Manuel “El loco” Rivera anunció que se suma a la candidatura de Pérez Escamilla, pero no lo hizo convencido de ayudar al candidato, sino como una respuesta impulsiva por no ser él el candidato por Morena, que a su parecer era merecedor.
Pero cómo podría pensar este hombre que tenía posibilidad de ser candidato, cuando ha ido de traición en traición y cuando su comportamiento intimidatorio lo hace sentir en todo el municipio gozando de impunidad. Se equivoca al irse al PT, porque el agravio no es para Morena, sino para el jefe político del estado, contraviniendo las decisiones cupulares.
Este personaje no es más que un oportunista que por sus fueros quiere tener el control del municipio, sin importar que esto implique poner en riesgo la estabilidad de esta zona huasteca. Las autoridades deben saber qué se dice, al menos entre los vecinos, ya que han empezado a llegar personas y camionetas de otros estados, porque Manuel Rivera tiene sed de venganza.
Pero además, desde una reunión donde anunció su adhesión al candidato Pérez Escamilla, también en corto solicitó a los medios de comunicación locales un golpeteo sistemático y permanente hacia el candidato guinda, lo que pone mucha tensión en este municipio.
“El loco” ha vuelto y pretende sembrar el terror en San Felipe, ojalá no haya algo que después lamenten las autoridades, urge poner atención y tomar decisiones antes de que dé inicio la campaña electoral.
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