Políticos de antaño: pasen a retirarse

Sabemos de la falta de apertura de la clase política hidalguense a las críticas u opiniones sobre su desempeño profesional, además de la paranoia colectiva desatada por encontrar al artífice de lo que mal interpretaron como un “fuego amigo” cuando simplemente se trata de opiniones vertidas en redes sociales y medios digitales, lo cual se entiende porque hay quienes a duras penas pueden publicar en Facebook, pues a su generación les tocaron los teléfonos fijos de casa.
Transcurrieron los primeros ocho meses del año en medio de acusaciones, amenazas, denuncias, persecuciones, hostigamientos y teorías conspiratorias que evidencian la falta de capacidad política de diversos personajes que orquestaron reacciones en medio de convivencias y trasnochadas entre amigos, compadres y amantes -a pesar de que a su edad no es recomendable-.
Diversas lecturas se podrían dar a estas formas de hacer política, sin embargo, existe un tema que nadie se ha atrevido a tocar por temor a rasgar las vestiduras de poder de sus mecenas y amigos: la edad.
Hidalgo atraviesa una crisis de edad en buena parte de las generaciones políticas, cuyos integrantes ya rebasan los 50 años, mientras intentan mostrarse como miembros de organismos juveniles, lo cual, aunado a su escasa formación académica, saca a relucir el modelo perfecto de político mexicano de caricatura -amoral y prepotente-.
Por tanto, se advierte la razón de tanta molestia y jurada venganza contra opiniones reflejadas en medios digitales o redes sociales -que ni siquiera saben ocupar, probablemente sólo podrían ser asiduos a Tinder-, pues se convierte en un canal de voces que no pueden ser contenidas ni homogeneizar un pensamiento positivo sobre ellos; amargas noticias: es la opinión de la sociedad, esa que no sale corriendo a las comidas para pasar el ritual de besamanos, que los observa en todo el esplendor de su corrupción y que trabaja arduamente para sostener sus hogares.
Esa generación de políticos que conforme les pasaron los años de juventud se aseveró su problema de alcoholismo que ahora les ha impedido en más de una ocasión realizar las labores que les atañen, cuya preocupación más grande a lo largo del día es la visita a alguna de sus amantes con quienes juegan a obsequiarles puestos en detrimento de la población.
Ellos, a quienes les molesta ser señalados por sus errores y faltas porque en su reducida visión del mundo no conciben contradicción, que se miran al espejo con juventud sobrada guardando en el rincón más recóndito de su inconsciente su edad e inmadurez, que salen sobrados de soberbia a conquistar damiselas ambiciosas que los aguardan y halagan mientras intentan obviar que es un trueque de negocios mas no su personalidad varonil.
Los que se sientan a las mesas esperando que todo sea una lluvia de halagos por el trabajo que jamás han hecho, por el esfuerzo que realiza la gente día tras día y ellos desconocen, por las brillantes ideas que roban de aquí y allá porque su realidad es que su edad ya les juega malas pasadas.
Esa clase política que al sentirse exhibida prefiere desplegar huestes de los que en algún momento conocieron como líderes de opinión para generar una serie de argumentos sobre la falta de responsabilidad y ligereza de acciones, tratando así de defender su corrupción e inmundicia.
Esa clase política que no tiene la menor idea sobre responsabilidad porque en todos sus encargos ha fallado, dejando tras de sí un desmadre y un estado endémicamente jodido, que han actuado con tanta ligereza que su vida es pública en cualquier pasillo –amantes, hijos, esposas, negocios, amigos, compadres, comidas, etcétera-.
A esa clase política que hoy festeja el Día del Adulto Mayor no podemos dejar de reconocerle, esperamos de todo corazón que pronto llegue el día de su jubilación porque algunos ya se ven ridículos.