Los pueblos tienen mala memoria y la narrativa de la historia suele hacerse desde la maquinaria épica del Estado que transforma cretinos en héroes, muchos de ellos que avalan el crimen y la represión en pro de las élites del poder.
En Chile, a muchas figuras políticas que ensangrentaron su historia con genocidio, crimen, tortura y represión política, sectores de las élites las han pretendido exonerar para disfrazar la realidad, pero la conciencia social no puede ser cegada cuando su rol histórico atiende a la dignidad, derechos humanos y al valor de la vida.
Un ejemplo de ello es el dictador Augusto Pinochet, quien encarnó el ascenso del fascismo en Chile, y aunque hoy se conocen los hechos que en complicidad realizó con el gobierno de Estados Unidos para ejecutar el golpe de Estado, los sectores de la élite chilena lo endiosan, pero ni ellos pueden esconder su genocidio y, como admitió Neruda, el crimen.
Lo mismo sucedió con el expresidente Patricio Aylwin, quien pavimentó el golpe de Estado en Chile dando luz verde al ejército, acusando desde el Congreso que el presidente Salvador Allende Gossens había violado la Constitución. Aylwin habría de convertirse en presidente de Chile, ironía histórica, pues fue un canalla de la política investido por la ceguera de millones de chilenos.
En este contexto, la muerte del expresidente Sebastián Piñera tiene paralelismo en la historia de Chile con Pinochet y Aylwin por haber sido un canalla de Estado que criminalizó y reprimió brutalmente a la población en 2019, cuando el conservadurismo de la derecha se mostró sin máscaras e intentó repetir la historia genocida en las calles de Santiago que, como el 11 de septiembre de 1973, quedaron ensangrentadas.
Piñera fue un represor vestido de demócrata que perpetuó la sombra del pinochetismo fascista, pero la conciencia de millones de chilenos le impidió perpetrar desde el Estado el imperio de la dictadura bajo la Constitución de Pinochet.
Los pueblos, salvo raras excepciones, no tienen memoria histórica.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
